domingo, 28 de febrero de 2010

Carta de Renuncia al PRD de José Alfonso Suárez del Real

Ciudad de México, D.F., a 26 de Febrero de 2010.

C. JESÚS ORTEGA MARTÍNEZ

Presidente del Partido de la Revolución Democrática

P r e s e n t e

“Nada más común que encontrarse personas que defienden

el principio y que en la aplicación teórica o práctica

inciden en groseras contradicciones”

Melchor Ocampo, Renuncia al gobierno de Comonfort, 1853

Bajo el argumento de acabar con cacicazgos “de horca y cuchillo”, en últimas fechas, la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática sustentó su política de alianzas con el Partido Acción Nacional para los procesos electorales de 2010 en algunas entidades del país. El anuncio de tal coalición electoral ha generado, además de las consecuentes críticas y descalificativos del PRI y de algunos relevantes actores de la vida política nacional, la suspicacia de la militancia que, tras expresar su asombro ante esta unión impensable entre contrarios, fortalece con este hecho su rechazo al pragmatismo partidista, al constatar la perversión de la fusión de principios y ofertas políticas, con antagonismos vigentes al día de hoy, en función a manifiestas ambiciones de poder.

En esta comedia de entuertos, Ustedes y los líderes del PAN han calificado la andanada de reprobaciones como signos de temor y debilidad, y centran su estrategia defensiva en responder a sus adversarios priístas y en minimizar las legítimas inquietudes, o los abiertos rechazos, que se han manifestado al interno de sus institutos políticos en torno a tan inconcebible unión electoral.

Si ni las manifestaciones en contra, expresadas por distinguidos líderes de sendos partidos, han sido motivo de respuesta mucho menos lo son las voces de las y los militantes, para quienes las diferencias entre principios y programas partidarios, así como los orígenes histórico-político de dichos institutos partidistas, y en donde los agravios y confrontaciones del pasado reciente, hacen impensable esta fusión electoral.

Simplemente, para muchos de quienes militamos en el PRD, nos resulta necesario puntualizar que esta alianza no se está haciendo con el PAN de Gómez Morín o el de “Maquío” Clouthier, es decir con el PAN liberal. La alianza que Ustedes han construido es con El Yunque que se apropió de la directiva de Acción Nacional; es un eje político con el grupo que nos robó la Presidencia de la República en el 2006; es un conciliábulo con quienes están entregando al país a la oligarquía extranjera y nacional; es una coalición de intereses, con quienes han generado condiciones de pobreza y exclusión para la mayor parte de la población; es una mancomunidad electoral con quienes pusieron al país en pie de guerra, con quienes han teñido de sangre y luto la vida de miles de familias a lo largo y ancho del territorio nacional; es una liga coyuntural con quienes impulsan violaciones sistemáticas a los derechos humanos de nuestras mujeres, de nuestros niños, de nuestros jóvenes y de las diversidades de nuestra sociedad; es un consorcio partidario con quienes desvirtúan la historia nacional, desprecian nuestra diversidad y riqueza cultural y pretenden desmantelar a nuestro Estado Laico.

Sobre esto, con profunda preocupación y sorpresa advertí que el Partido de la Revolución Democrática, en voz y obra de uno de sus más conspicuos líderes históricos, dio puntilla a la laicidad del Estado, al presentar su Iniciativa con Proyecto de Decreto para derogar el inciso e) del artículo 130 de nuestra Constitución Política, contraviniendo, bajo un argumento presuntamente democratizador, el paso trascendente que hace ciento cincuenta años, diesen los liberales mexicanos para inhibir toda actividad política del clero católico y garantizar la perfecta separación entre los asuntos civiles y los espirituales.

Adicionalmente, fuimos testigos de la prestancia con la que el Senador Navarrete buscó la bendición episcopal, abriendo el proceso legislativo de la reforma al artículo 40 constitucional, a la injerencia de esta corporación. Ambas acciones han abierto la puerta, desde el perredismo legislativo, para que los poderes clericales intervengan abiertamente en el quehacer político nacional.

Es necesario, en este momento, recordar a la dirigencia nacional que el primer resolutivo del Congreso refundacional del PRD, acordó defender al Estado Laico como una prioridad política, de frente al embate que militantes e instituciones progresistas, han sufrido desde los púlpitos.

Por todo ello, y en congruencia con mis principios éticos y convicciones políticas, he tomado la difícil decisión de renunciar a mi militancia partidista, después de quince años de compromiso, al considerar que los principios fundacionales de este instituto político, han sido desvirtuados de tal forma que mi sentir, mi pensar y mi actuar, no se ajustan a la línea política, aliancista y proclerical que, en los hechos, sustenta la tan publicitada refundación, en la cual participé directamente y, en la que muchos de los militantes pusimos la perspectiva del cambio interno.

Atentamente

C. José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

C.c.p.- Hortensia Aragón Castillo.- Secretaria General del Partido de la Revolución Democrática.- Presente.

Manuel Oropeza Morales.- Presidente del Partido de la Revolución Democrática en el Distrito Federal.- Presente.

Jesús Valencia Guzmán.- Secretario General del Partido de la Revolución Democrática en el Distrito Federal.- Presente.

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