jueves, 15 de octubre de 2009

¡Todos a la marcha del jueves 15 de octubre en solidaridad con los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas!

Declaración de la Liga Unidad Socialista (LUS)

¡Todos a la marcha del jueves 15 de octubre en solidaridad con los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas!

¡No a la privatización de Luz y Fuerza del Centro!
¡Abajo la política antiobrera, antinacional y represiva de Calderón
y sus cómplices del PRIAN!
¡Unidos los trabajadores y el pueblo de México venceremos!
Declaración de la Liga Unidad Socialista (LUS)
Presidiendo un gobierno espurio, el más odiado desde los tiempos de Díaz Ordaz, el verdugo de Tlatelolco, pero mucho más débil que éste, Felipe Calderón se ha atrevido a un pulso riesgoso con uno de los sectores más combativos de los trabajadores mexicanos, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y a través de él con el proletariado de todo el país. El golpe terrible que anunció el 10 de octubre, la extinción de la compañía eléctrica nacionalizada Luz y Fuerza del Centro (LFC), que tiene el objetivo de liquidar de un tajo al sindicato más antiguo e insignia del proletariado mexicano, el SME, se inscribe en la situación de gravísima crisis en la que se hunde la economía capitalista en México, la más afectada en América Latina por el colapso financiero e industrial del país vecino del norte.
Diez millones de desempleados y subempleados formales e informales, la propagación del hambre y la miseria en los campos y la vida cara en las ciudades, el cierre de la frontera norteña como válvula de escape para cientos de miles de hombres y mujeres, la erupción de la violencia armada entre las bandas de delincuentes y el ejército y las múltiples policías con sus cadáveres cotidianos (cerca de 20 mil en los últimos tres años), el desmantelamiento, vía la privatización, de las redes sociales de solidaridad en la educación, en la salud y en otros sectores construidas con las luchas de décadas de los trabajadores y el pueblo. En síntesis, un país devastado por la implacable guerra económica de sus grupos capitalistas nacionales y extranjeros dominantes contra el pueblo.
Ya desde el último presidente priista, Ernesto Zedillo, la burguesía y el gobierno habían decidido privatizar la industria eléctrica. La enérgica y militante respuesta del SME desde 1998 se los había impedido. Se constituyó un frente de resistencia contra la privatización que movilizó a cientos de miles, millones de trabajadores y de pueblo en general durante la última década. Fue una batalla que precedió y preparó las grandes jornadas contra la privatización de PEMEX en los años siguientes de 2007 y 2008.
El primer presidente panista, Vicente Fox, a pesar de sus deseos, tampoco pudo realizar esta urgente tarea que el capital de las grandes empresas energéticas exige al gobierno mexicano. Para Calderón, después de más de tres años de gobierno, de fracaso en fracaso, sin poder realmente legitimarse ante las amplias masas nacionales y habiendo sufrido la humillación de las elecciones intermedias de julio pasado en que su partido salió vapuleado, perdiendo millones de votos, llegó la hora de las decisiones duras. Eligió confrontarse con el SME, en un lance preñado de desafíos. El equipo gobernante venía preparando el golpe desde meses antes. La necesidad de actuar para detener su debacle como paria político, ha sido lo que determinó la decisión de Calderón, frente al peligro no sólo de perder ante el PRI fortalecido la batalla de imponer un sucesor en las elecciones presidenciales de 2012, sino de aislarse desde hoy de sus apoyos capitalistas que quieren ganancias más concretas en su gobierno.
La extinción del LFC y el golpe demoledor contra el SME han concitado de inmediato el apoyo de los grandes grupos de capitalistas, los verdaderos amos de México, agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial. Los más poderosos industriales, los dueños de los grandes almacenes (incluidos los dominantes de Wal Mart), los banqueros y los zares de las telecomunicaciones han felicitado a Calderón, elogiando sus medidas que, según ellos, ponen a México “en una situación de competitividad” al instrumentar “reformas estructurales”. Reiterándole su total apoyo lo conminan a no dar “marcha atrás”.
Los 44 mil trabajadores en activo de LFC que son desempleados y los 25 mil jubilados que son dejados sin sustento son el ejemplo viviente del cinismo que caracteriza al gobierno de Calderón, quien se había postulado en su campaña como el “presidente del empleo”. Ahora promete “garantizar los derechos laborales” a quienes arroja al desempleo y a la precariedad. ¿Así quiere el gobierno panista contribuir a la solución del desempleo en el país?
La extinción de LFC es, por supuesto, un paso en el proceso en marcha hacia la privatización de la Comisión Federal de Electricidad, que se verá fortalecida con la administración de los haberes de la primera, según el decreto de Calderón. Por más que éste repita que no intenta privatizar la industria, la mentira y el engaño consustanciales en los políticos burgueses apuntan hacia allá. Son los capitalistas los que así lo exigen. Como exigen igualmente que seamos nosotros los trabajadores y nuestras familias las que paguemos la crisis que ellos y su sistema han provocado. Tal es el propósito del impuesto encarecedor del 2 por ciento a medicinas y alimentos que el secretario de Hacienda y Crédito Público se atreve a envolver también cínicamente como un impuesto que aliviará la situación de los más pobres.
Las corruptas burocracias del otro sindicato electricista, el SUTERM, del SNTE de Elba Esther Gordillo y de los archicorruptos charros del sindicato petrolero, apoyos fundamentales del gobierno, son también sus cómplices en la operación liquidadora del SME. La burguesía quiere que sea el SUTERM, con un contrato colectivo mucho menos favorable para los trabajadores electricistas que el del SME, el que defina las relaciones de trabajo en la industria. El golpe contra el SME busca también fortalecer a los charros como los agentes privilegiados de las políticas patronales en el seno de los trabajadores.
El 10 de octubre se abrió una etapa de confrontación de clases que será decisiva para promover la evolución de la situación nacional a favor de la causa del pueblo. Los trabajadores, sus organizaciones sindicales, culturales y políticas, los estudiantes, los sectores de profesionistas democráticos, las mujeres en movimiento, las capas populares más variadas deberemos unirnos y defender al SME e impedir la privatización de LFC, organizando una poderosa resistencia que movilice el descontento creciente de la abrumadora mayoría del pueblo.
Ciertamente hoy es necesario recurrir a los sectores más amplios. Todos debemos actuar sin sectarismo, agrupando y sumando fuerzas, propiciando los métodos de lucha más variados. Será un combate múltiple.
Pero esta es una batalla que se ganará ante todo en las calles, en movilizaciones cada vez más amplias y radicales. Una lucha que deberá ir preparando un GRAN PRIMER PARO NACIONAL EN MEXICO, como la prueba de fuerza capaz de doblegar la soberbia de los dueños del país, así como la perfidia de su gobierno panista y sus cómplices priistas.
¡Todos en apoyo al Sindicato Mexicano de Electricistas!
¡Abajo el decreto de Calderón!
¡Todos a preparar el primer gran paro nacional!
México, D.F. a 12 de octubre de 2009

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