sábado, 24 de octubre de 2009

Manifestantes exigen libertad para Gloria Arenas Agís y Jacobo Silva Nogales

Deben salir libres dentro de poco pero hay temor de que se les fabrique otro delito
Carolina S. Romero

La Ley

Porque el indefenso está el pobre ante la ley como ante

un cirujano,

antesalas posibles de una fosa

Porque la cama de un enfermo, viéndolo bien, es

una reja

y males mayores puede causar la cirugía que aquella

que corrige

Igual que la ley cuando está en malas manos

¿hace falta decir que casi siempre?

Porque en la cárcel y en la cama (vale decir ante el M.P. y el bisturí)

se conocen los amigos,

y si no fuera cierta la experiencia diaria

el dadaista azar lo ha confirmado.

La ley es cirugía de enfermo anestesiado.

(Jacobo Silva Nogales

Almoloya, México

20 de abril del 2001)

Hoy 22 de octubre, diez años después de la violenta detención de Gloria Arenas Agís y Jacobo Silva Nogales, se celebró un mitin ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en la ciudad de México para exigir su libertad. En 1999, los líderes del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) fueron detenidos, desaparecidos durante varios días, torturados y condenados a más de 50 años de cárcel.

El Comité Verdad, Justicia y Libertad Jacobo y Gloria y el colectivo de mujeres Tejiendo Resistencias señalan que los cargos contra los dos han sido nulificados debido al buen trabajo jurídico de Jacobo. Al encargarse de la defensa de ambos, él ha logrado demostrar que “el único ‘delito’ del cual se asumen, el de rebeldía, ha quedado compurgado desde 2006”, pero el Estado mexicano ha buscado pretextos para mantenerlos encerrados aunque para ello tiene que violar sus propias leyes.

Ante este descarado ejercicio de ilegalidad, Jacobo y Gloria interpusieron una queja ante la SCJN, para que instruyera al Tribunal Unitario a liberar a ambos. El 23 de septiembre de este año la Corte aprobó la petición y el 16 de octubre envió oficialmente la orden al Tribunal Unitario para que dicte una nueva sentencia que tome en cuenta los años que llevan en prisión.

El verano pasado, Jacobo volvió a pedir el traslado a la penal de media seguridad en Ecatepec para estar con su compañera Gloria a la que no ve desde hace diez años. Las autoridades contestaron que “no le pueden conceder el traslado, que él tiene que estar en un penal de máxima seguridad porque conserva el perfil de alta peligrosidad.” Ese es el argumento, dice su hermana Elizabeth Silva. También fue el argumento para trasladarlo sorpresivamente desde el penal Altiplano hasta Tepic, Nayarit, sin aviso a sus familiares, y mantenerlo incomunicado durante casi un mes.

Elizabeth hace el largo viaje a Nayarit cada tercer fin de semana para visitar a su hermano. Entrevistada por los medios libres, explica que él ahora comparte una celda con otros tres internos. Dice: “En Tepic, los tratos son inhumanos; algunos, no todos, los humillan, los insultan, y cuando un preso intenta rebatir toda esta injusticia, simplemente le echan los perros encima. Hay presos que han sido mordidos. Uno de ellos abajo de las costillas, y el otro fue mordido en la cara...Entonces ante tanta impunidad, ante tanta majadería, ante tanta injusticia, lógicamente uno se molesta, se indigna. Y ahí el preso no tiene el derecho a indignarse”.

“La semana pasada Jacobo pudo salir al patio durante UNA HORA para arreglar las áreas verdes. Por lo regular, sólo puede salir al patio una hora cada semana. O puede ver la televisión una hora o media hora cada semana. Pero es una cosa u otra. O es una o es otra. Pasa casi todo el tiempo encerrado en su celda”.

Su acceso a visitas familiares y al correo es severamente restringido. Una carta que debe llegar dentro de 4 o 5 días por paquetería suele tardar un mes o un mes y medio en llegar.

Sin embargo, para Jacobo igual que para Gloria, la cárcel es otra trinchera de lucha. Sienten que la cárcel “no es un lugar para amargarse, para creer que ya no existen para el mundo”. Gloria ha aprovechado las visitas con compañeras para desarrollar proyectos políticos como el valioso censo de las y los presos en la prisión política de México, elaborado en conjunción con Eugenia Gutiérrez. Tanto sus mensajes de solidaridad como sus análisis de varias cuestiones que el movimiento enfrenta ayudan a avanzar la lucha, mientras su arte y poesía son testimonios de una fuerza que el Estado no ha logrado apagar. Jacobo, aunque más aislado, lucha con sus escritos y con su arte, celebrado en exposiciones en varias partes de México y el mundo. En su trabajo jurídico, no muy común entre los presos en las prisiones de México, él ha tenido que superar grandes obstáculos para obtener los libros prohibidos por las autoridades, los cuales han sido necesarios para avanzar en su propio caso y también para ayudar a los presos comunes ganar unos de sus derechos que han sido violados, como el de recibir cartas de sus familiares.

En el nuevo escenario jurídico, Gloria y Jacobo deben ser liberados dentro de poco, pero nadie confía en el Estado para hacer lo correcto. Dice Elizabeth:

“Ahora que han ganado estos recursos, francamente tenemos temor de que les fabriquen otro delito y también tenemos temor por su seguridad física. Es necesario seguir presionando para que salgan libres”.

CÁRCEL

La cárcel ladrona

roba mi libertad

pero la libertad es inmensa

sólo le puede arrancar trozos...

como mordidas.

Las rejas atajan

niegan la caricia

la presencia añorada

pero no pueden evitar el amor.

Las rejas aislan

rodean de silencio

y de ausencia

pero no pueden callar la voz.

Las rejas son frías

congelan el alma

humedecen los ojos

pero no pueden apagar el fuego.

No pueden impedir que yo

siga siendo yo

y que tú sigas siendo tú

(Gloria Arenas

Noviembre de 1999)

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