1. No sabemos cuándo ni cómo será la próxima gran rebelión o revolución en México; lo que nos hace pensar que puede estar cerca es porque existen altísimos grados de ingobernabilidad en todo el país provocados por el desempleo, los salarios de hambre, la baja producción y la inseguridad social. En todo el país hay pequeñas, medianas y grandes protestas –desafortunadamente aisladas- a las que el gobierno amenaza y reprime, pero sin solucionar los problemas que plantean. A pesar de que la TV y la radio desvirtúan la información o de plano guardan silencio acerca de las que les conviene callar, el Internet está prestando una importante ayuda de difusión. Pero la lucha de los electricistas parecen estar aglutinando el descontento nacional y eso tiene un importante significado. Es necesaria y urgente la integración de una coordinación de acciones.
2. Los movimientos sociales no tienen fechas o cálculos precisos, pero tampoco pueden ser materia de especulaciones sin fundamento. Nadie puede demostrar con elementos serios que no podrá estallar una gran revolución en los próximos años, pero tampoco se podrá asegurar que en 2010 o en los próximos años el país sufrirá transformaciones radicales. Los estudiosos suelen aportar datos teóricos, científicos, duros, rigurosos, para fundamentar sus aseveraciones, pero también ellos se equivocan infinidad de veces porque los movimientos sociales no son medibles y mucho menos pueden ser exactos. Quizá por eso los científicos y los partidos principistas nunca han dirigido una revolución, cuando más la han acompañado o se han apropiado de ella. Las rebeliones y revoluciones son las más desordenadas del mundo, son caóticas en sus momentos más radicales.
3. La gran lucha de los electricistas contra la liquidación de su empresa y el lanzamiento al desempleo de 44 mil obreros, puede convertirse en la mecha del estallido social. No hay obreros más importantes que los electricistas que, por su ocupación misma, puedan paralizar en un minuto el país. Los petroleros podrían parar y cada día desplomar la economía mexicana, también los telefonistas, los transportistas, los profesores y los estudiantes universitarios, pero la clase gobernante puede soportar días, quizá semanas de espera. Por eso los electricistas son un factor clave, son el único sector que puede arrodillar a la burguesía y ponerse a la vanguardia del movimiento social. Por eso la tarea de todos los trabajadores y activistas sociales debe girar en torno a la defensa del SME y el fuerte sindicalismo que representa.
4. En México, después de proclamarse la Constitución Política en 1917 -con excepción del asesinato de Carranza (1920) y de la renuncia de Ortiz Rubio (1930-32)- todos los presidentes de la República gobernaron los cuatro o seis años para los que fueron electos. Y parecería que Felipe Calderón –aun siendo un gobierno ilegítimo que ha llevado al país a la mayor caída productiva y el más grande desempleo- también terminará su sexenio, en 2012. Los siete años del llamado “maximato” (1928-35) fueron también difíciles por la guerra cristera, el asesinato de Obregón, la crisis económica mundial y las confrontaciones entre callistas y cardenistas; pero este sexenio es sin duda más difícil porque nunca antes había crecido tanto el número de miserables y de pobres en el país, ni tampoco el ejército había nunca ocupado la República.
5. Entre algunos meses estaremos ya en el año 2010, aniversario 200 de la revolución de Independencia y centenario de la Revolución Mexicana. Aunque se quiera tapar esas fechas con festejos –tal como los que preparó hace 100 Porfirio Díaz- la realidad es que entre la gran burguesía mexicana hay mucho nerviosismo, algo de miedo, pensando en la cábala de los 100 años. ¿Y qué tal si todo este descontento que se ha agudizado por la miseria, el hambre y el desempleo; por la carestía, la migración y la ingobernabilidad son los antecedentes de una gran rebelión que se convertirá en revolución? ¿No se recuerda acaso que mientras en los grandes salones de la aristocracia y la burguesía porfiriana se gritaba ¡Viva Díaz!, en los campos de México los campesinos e indígenas entre disparos, caballos e ira del pueblo se gritaba ¡Muera Díaz y viva la revolución!?
6. No sabemos lo que el presidente de facto está preparando en la oscuridad con los altos mandos del ejército, la marina y la policía. Pero sí sabemos –porque se ha publicado en algunos medios- que los ejércitos de EEUU, Israel, Colombia y otros países han estado preparando a varios miles de militares mexicanos (soldados y jefes) en tácticas antiguerrilleras, fuerzas antimotines y de contrainsurgencia. En ningún otro sexenio –no se si en los periodos de preguerra mundial de Carranza y Cárdenas- el ejército llegó a tener tanta presencia como ahora. Pero es obvio que Calderón –al lanzar al ejército a invadir estados de la República a 10 días apenas de tomar posesión, con el objetivo de mostrar su fuerza- se convirtió en el presidente más militarista de la historia. Esta política desenmascaró a su gobierno convirtiéndolo en enemigo del pueblo.
7. La batalla de los electricistas tiene que aglutinar muchas fuerzas. En los últimos 10 años se han ganado con su participación combativa en las luchas contra la privatización de la industria y la aprobación de las llamadas “reformas estructurales”, un papel de vanguardia. Ellos están haciendo crecer la coyuntura de la lucha social en el país por eso mismo son los más avocados a convocar a la unidad de todas las fuerzas sindicales y políticas progresistas. La reunión unitaria de este sábado 24 en el local sindical del SME es fundamental. Sólo será necesario saber conciliar las tendencias en búsqueda de la organización de un amplio frente en defensa de los obreros del SME en primera instancia, pero también en la organización de otras batallas igual de de necesarias. Confiemos en que se logrará y el SME conseguirá la victoria en su lucha.
pedroe@cablered.net.mx
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