Nuevamente el caso de Ciudad Juárez.
Rosario Ibarra*
Primero fue la ratificación, en días pasados de Arturo Chávez Chávez como Procurador General. El corazón me quedó estrujado con los testimonios que durante varios días presentaron ante varios Senadores –aunque nunca se les permitió hacerlo ante la Comisión de Justicia que sí escuchó a Chávez Chávez- las madres y familiares de jóvenes mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, así como las denuncias, observaciones y críticas de organismos nacionales e internacionales al desempeño –o negligencia- de este señor cuando fue Procurador en Chihuahua. Yo voté en contra de su ratificación en el Pleno del Senado, junto con otros legisladores que representamos una minoría ante el apabullante y vergonzoso voto de la mayoría.
Mala señal esa ratificación. Mala si implica un aviso de un acuerdo entre las fuerzas mayoritarias del Senado que implique otros nombramientos, especialmente el que próximamente se votará para la Presidencia de la CNDH.
Mala señal también porque implica la ratificación de una línea de autoritarismo y represión. Se alarman diciendo que hay “el riesgo de un estallido social” por el sufrimiento, insatisfacción y descontento populares por la cruel política económica del gobierno, pero en vez de cambiarla, se preparan para mayor autoritarismo, como ya lo muestra la decisión de liquidar a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, despedir a miles de trabajadores y después enviar elementos de la PFP a sacar de sus casas a algunos para ir a resolver emergencias en el suministro de la energía eléctrica. Obviamente para se curso represivo requieren una CNDH a modo que siga viendo “gastritis mal atendida” donde hay homicidio.
Pero acababa de pasar por el trance de la ratificación de Arturo Chávez Chávez cuando recibo más información sobre la situación de la Ciudad Juárez. Las secuelas de la militarización y el cada vez más frecuente fenómeno de que ahora la persecución es también contra los defensores de derechos humanos.
Quiero reconocer la valentía de los defensores de Derechos Humanos de las localidades de Chihuahua denunciando el abuso de las fuerzas castrenses, y denunció yo también el cobarde asesinato del director de la Asociación Civil de Derechos Humanos de Nuevo Casas Grandes, Paz Rodríguez Ortiz, ejecutado vilmente este 9 de octubre.
Asimismo, expreso toda nuestra solidaridad con el defensor de los derechos humanos en Ciudad Juárez, Gustavo de la Rosa Hickerson , quien para vergüenza de nuestro país, recurre al autoexilio ante la falta de protección por las autoridades, dadas las amenazas de muerte de la que es víctima por parte de elementos del ejército, por atreverse a denunciar las barbaridades que cometen sistemáticamente los elementos de la SEDENA.
*Senadora de la República y dirigente del Comité “Eureka!”
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