sábado, 21 de noviembre de 2009

La economía capitalista

Ernest Mandel

El siguiente texto consta de una serie de frangmentos extraídos del libro "Introducción al marxismo", escrito por Ernest Mandel (1923-1995) en el marco de una incansable labor pedagógica destinada a la iniciación de nuevos militantes. El libro completo está disponible en diversas páginas de Internet, entre ellas www.revoltaglobal.net.

Las particularidades de la economía capitalista

La economía capitalista funciona según una serie de características que le son propias y entre las cuales destacamos:

a) La producción es exclusivamente una producción de mercancías; producción destinada a ser vendida en el mercado. Sin la venta efectiva de las mercancías producidas, las firmas capitalistas y la clase burguesa en su conjunto, no pueden realizar la plusvalía producida por el trabajador, y que está contenida en el valor de las mercancías fabricadas.

b) La producción se efectúa en condiciones de propiedad privada de los medios de producción. Esta propiedad no es tan sólo una categoría jurídica sino más bien una categoría económica Esto significa que el poder de disponer de fuerzas productivas (medios de producción y fuerzas de trabajo) no pertenece a la colectividad, sino que está dividido entre diferentes firmas separadas, controladas por distintos grupos capitalistas (...). Las decisiones sobre inversiones, que condicionan en gran medida la coyuntura económica, se toman también de un modo separado, sobre la base del interés privado e independientemente por cada unidad o grupo capitalista.

c) La producción se realiza para un mercado anónimo. Se rige por los imperativos de la competencia. Desde el momento en que la producción no está limitada por la costumbre (como en las comunidades primitivas) ni por la reglamentación (como en las corporaciones de la Edad Media) cada capital particular (cada propietario, cada firma, o cada grupo capitalista) se esfuerza en aumentar su cifra de negocios (...).

d) El objetivo de la producción capitalista es el de realizar el máximo beneficio. (...). Pero para realizar estos beneficios, debe poder vender sus mercancías. Esto implica que debe poder ofrecerlas al mercado a un precio más bajo que el de la competencia. Para hacer esto, debe poder bajar los costes de producción. El medio más eficaz para bajar los costes de producción (el precio de fábrica) es ensanchar la base de la producción, es producir más y ayudarse por máquinas cada vez más perfeccionadas. Pero esto reclama capitales sin cesar y cada vez más elevados. Es, pues, bajo el látigo de la competencia como el capitalismo se ve obligado a buscar el máximo de beneficio parapoder desarrollar al máximo sus inversiones productivas.

e) De este modo, la producción capitalista aparece como una producción no tan sólo para obtener beneficios, sino para acumular capital. En efecto, la lógica del capitalismo implica que la parte mayor de la plusvalía sea acumulada productivamente (transformada en capital suplementario, bajo forma de máquinas y de materias primas suplementarias, y de mano de obra suplementaria), y no consumida improductivamente (consumo privado de la burguesía y de sus servidores).

La producción que tiene por fin la acumulación de capital está abocada a resultados contradictorios. Por una parte, el desarrollo incesante del maquinismo implica un arranque de las fuerzas productivas y de la productividad deltrabajo que crea los fundamentos materiales de la emancipación de la Humanidad para que deje de estar apremiada por el deber de "trabajar con el sudor de su frente". He aquí la función históricamente progresiva del capitalismo. Pero, por otro lado, el desarrollo del maquinismo, bajo el imperativo de la búsqueda del máximo de beneficio y de acumulación sin que cese de crecer el capital, implica una subordinación cada vez más brutal del trabajador a la máquina, de las masas laboriosas a las «leyes de mercado» que las hacen perder periódicamente la cualificación y empleo. El desarrollo capitalista de las fuerzas productivas es al mismo tiempo un desarrollo cada vez más pronunciado de la alienación de los trabajadores (...)

El funcionamiento de la economía capitalista

Para obtener el máximo de beneficio y desarrollar lo más posible la acumulación de capital, los capitalistas deben reducir al máximo la parte del valor añadido por la fuerza de trabajo que revierte a ésta bajo la forma de salario. Este valor añadido, esta «renta creada» es en efecto determinada en el proceso de producción en sí, independientemente de todo problema de reparto. (...)

Los dos medios esenciales por los cuales los capitalistas se esfuerzan en acrecentar su parte, es decir, la plusvalía, son:

a) La prolongación de la jornada de trabajo (del siglo XVI hasta mediados del XIX en Occidente; en numerosos países semicoloniales y coloniales hasta nuestros días), la reducción de los salarios reales, la rebaja en el mínimo vital. Es lo que Marx llamó el acrecentamiento de la plusvalía absoluta.

b) El aumento de la intensidad y de la productividad de trabajo en la esfera de los bienes de consumo (que prevalece en Occidente a partir de la segunda mitad del siglo XIX). En efecto, si por consecuencia de un aumento de la productividad del trabajo en las industrias de bienes de consumo y en la agricultura, el obrero industrial medio reproduce el valor de un conjunto determinado de estos bienes de consumo en tres horas de trabajo en lugar de deber trabajar cinco horas para producir la plusvalía que proporciona a su patrón puede pasar del producto de tres al de cinco horas de trabajo si la jornada de trabajo queda fijada en ocho horas. Esto es lo que Marx llama el incremento de la plusvalía relativa.

Cada capitalista busca obtener el máximo de beneficio, pero para obtenerlo o para llegar a ello busca también incrementar al máximo la producción, y a bajar sin cesar el precio de coste y el precio de venta (en unidades monetarias estables). Gracias a esto, la competencia realiza a término medio una selección entre las firmas capitalistas. Sólo las más productivas y las más rentables sobreviven. (...). La competencia entre los capitalistas termina así en una nivelación de las tasas de beneficio.

La mayor parte de las firmas terminan por tener que contentarse con un beneficio medio determinado en último análisis por la masa total de capital social invertido y la masa total de la plusvalía proporcionada por el conjunto de los asalariados productivos. Sólo las firmas que gozan de un fuerte avance en productividad, o de una situación de monopolio, obtienen beneficios extraordinarios, es decir, beneficios por encima de esta media. Pero en general, la competencia capitalista no permite casi sobrevivir por un tiempo ilimitado, ni a los beneficios extraordinarios ni a los monopolios. Son las variaciones en relación a este beneficio medio las que rigen en gran parte las inversiones en el modo de producción capitalista. Los capitales abandonan los sectores en los que el beneficio está por debajo de la media, y afluyen hacia los sectores donde el beneficio es superior a la media (...).

Pero afluyendo hacia los sectores en los que la tasa de beneficio está por encima de la media, estos capitales origina en ellos una competencia acrecentada, una superproducción, una baja de los precios de venta, una baja de los beneficios, hasta que las tasas de beneficios se establecen más o menos al mismo nivel en todas las ramas.

Las leyes de evolución del capitalismo

Junto a las características de su funcionamiento, el modo de producción capitalista evoluciona según ciertas leyes de evolución (leyes de desarrollo) que de este modo pertenecen a su propia naturaleza:

a) La concentración y la centralización del capital. En la competencia los peces gordos devoran a los pequeños. Las grandes empresas (firmas) acaban con las empresas (firmas) de talla inferior, que disponen de menos medios, que no pueden beneficiarse de las ventajas de la producción en gran escala ni introducir la técnica más avanzada y más costosa. De esta manera, el tamaño de las firmas punteras aumenta sin cesar (concentración de capital). (...) Al mismo tiempo muchas empresas derrotadas en la competencia son absorbidas por sus competidoras victoriosas (centralización del capital).

b) La proletarización progresiva de la población trabajadora. La centralización del capital implica que el número de pequeños patronos que trabajan por su propia cuenta disminuye sin cesar. La parte de la población trabajadora obligada a vender su fuerza de trabajo para poder subsistir se acrecienta continuamente. (...)

Al contrario de la leyenda ampliamente difundida esta masa proletaria, aunque fuertemente estratificada, ve su grado de homogeneización acrecentarse y no decrecer. Entre un obrero manual, un empleado de banca y un pequeño funcionario público la diferencia es menor hoy de lo que era hace medio siglo o un siglo y lo mismo sucede en lo que concierne al nivel de vida a la inclinación a sindicarse y a hacer huelgas, al acceso potencial a la conciencia anticapitalista.

Esta proletarización progresiva de la población en régimen capitalista dimana especialmente de la reproducción automática de las relaciones de producción capitalista, del hecho de la repartición burguesa de las rentas,reproducción ya mencionada más arriba. Que los salarios sean bajos o elevados no sirven nada mas quepara satisfacer las necesidades de consumo, inmediatas o diferidas, de los proletarios. Estos están en laincapacidad de acumular fortunas. Por otra parte la concentración del capital lleva consigo gastos deestablecimiento cada vez más elevados, que obstruyen el acceso a la propiedad de las grandes empresasindustriales y comerciales, no solamente a la totalidad de la clase obrera, sino también a la inmensa mayoríade la pequeña burguesía.

c) El aumento de la composición orgánica del capital. (...)A una misma masa salarial corresponderá un valor cada vez más elevado gastado en la compra de materias primas, de máquinas, de energía y de construcciones.

d) La tendencia a la baja de la tasa media de beneficio. Esta ley se deriva lógicamente de la precedente. Si la composición orgánica del capital aumenta, el beneficio tenderá a bajar en relación con el capital total, ya que sólo el capital variable produce la plusvalía, produce el beneficio. (...)

e) La socialización objetiva de la producción. Al principio de la producción mercantil cada empresa era una célula independiente, no se establecían nada más que relaciones pasajeras con proveedores y clientes. Cuanto más evoluciona el régimen capitalista más van tejiendo lazos de interdependencia técnica y social duraderas entre empresas y sectores de un número creciente de países y de continentes. Una crisis en un sector repercute en todos los demás sectores. Por primera vez desde el origen del género humano se crea de este modo una infraestructura económica común para todos los hombres, base de su solidaridad en el mundo comunista del mañana.

Las contradicciones inherentes al modo de producción capitalista

Sobre la base de estas leyes de desarrollo del régimen capitalista, una serie de contradicciones fundamentales del modo de producción en cuestión pueden ser establecidas:

a) La contradicción entre la organización cada vez más deliberada, consciente, de la producción en el seno de cada firma capitalista, y la anarquía cada vez más pronunciada del conjunto de la producción capitalista que es el resultado de la supervivencia de la propiedad privada y de la producción mercantil generalizada.

b) La contradicción entre la socialización objetiva de la producción, y el mantenimiento de la apropiación privada de los productos, del beneficio y de los medios de producción. Es en el momento en que la interdependencia de las empresas, de los sectores, de los países, de los continentes, está más avanzada, cuando el hecho de que todo este sistema no funciona sino como consecuencia de las órdenes y los cálculos de beneficio de un puñado de magnates capitalistas revela plenamente su carácter a la vez económicamente absurdo y socialmente odioso.

c) La contradicción entre la tendencia del régimen capitalista a desarrollar las fuerzas productivas de manera ilimitada y el cerco estrecho que debe obligatoriamente imponer al consumo individual y social de la masa de trabajadores, ya que el objetivo de la producción es que permanezca un máximo de plusvalía, lo que implica forzosamente la limitación de los salarios.

d) La contradicción entre un desarrollo enorme de la ciencia y de la técnica -con su potencial para la emancipación del hombre- y la subordinación de estas fuerzas productivas potenciales a los imperativos de la venta de mercancías y del enriquecimiento de los capitalistas, lo que transforma periódicamente estas fuerzas productivas en fuerzas de destrucción (especialmente en el caso de las crisis económicas, de las guerras y de la aparición de regímenes de dictadura fascista sangrienta, pero también en las amenazas que pesan sobre el medio ambiente natural del hombre, enfrentando así la humanidad con el dilema: socialismo o barbarie).

e) El desarrollo inevitable de la lucha de clases entre el capital y el trabajo, que mina periódicamente las condiciones normales de reproducción de la sociedad burguesa.

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