martes, 21 de julio de 2009

Qué hacer para la izquierda

Víctor Flores Olea
Sí, también la catástrofe del PAN, pero no del conjunto oligárquico de México. Triunfo entonces de la derecha (PRI y PAN unidos, con diferencias accesorias) y desfondamiento de la izquierda. Se han dado variadas razones: la división interna, su función corifea respecto de las políticas (sobre todo económicas) de la derecha. No, esa no es una Izquierda Nueva, sino una ya muy vieja en la experiencia de la socialdemocracia, sobre todo europea. Que no se dejen engañar los dirigentes del PRD (viejitos intelectuales) por los frescos e ignorantes publicistas de la derecha, que no se ahorran palabras como cambio y “transformación. Pero ¿cuáles y hacia dónde?

¿Se percibe el cambio profundo que implicó el triunfo de Barack Obama en Estados Unidos (aunque ahora el Presidente esté entre la espada y la pared, acosado por los intereses del complejo militar-industrial)? ¿Y la dimensión del cambio latinoamericano, después de varias décadas de dictadores sangrientos y pillos? Es que hoy en México, en América Latina, en el mundo entero (y más ante el hundimiento del neoliberalismo) se exigen nuevos sistemas políticos, nuevos sistemas económicos, la construcción de otra moral social, desde luego más solidaria, la importancia de no reducir la vida al triste papel de la ganancia desaforada.

No, la lucha debe ser hoy mucho más profunda e imaginativa, y no la que planteó la actual dirigencia del PRD, tremendamente alejada de la vida de la izquierda en México, mucho más amplia, dinámica y radical. Tal fue la causa efectiva de su derrota, para no hablar del desprestigio (y desprecio) que ganó al sólo ofrecer el vergonzoso espectáculo de maniobras para ascender y escalar, en perfecta lejanía de la sociedad, como decía antes. Porque una izquierda que no se afirma como voz de la sociedad entera se autoliquida fatalmente.

Uno de los capítulos más lamentables de la pasada elección fue la total ausencia de ideas y programas. Todo se redujo a pedestres espots. Ante una situación tan grave como la nuestra, nada coherente e importante sobre la crisis, sobre el empobrecimiento generalizado y la caída de los empleos, sobre la necesidad de otro mundo mejor, y muchos etcéteras. Todo fue calculado en las sombras: en el fondo un total desprecio a la ciudadanía. Y peor aún: ni un mínimo esfuerzo de iluminación inteligente del futuro. ¿Puede así tener éxito una izquierda, cualquiera que sea?

Ese tremendo vacío general, pero con abundancia de corrupción, originó fenómenos que ya en México son significativos cuantitativa y cualitativamente, como el voto nulo. Pero no se crea que el desprecio al sistema político se redujo a esos votantes en blanco: infinidad de los votos llamémosles normales sentían y sienten el mismo desprecio por el sistema, aunque hayan decidido un voto en favor de tal o cual candidato por otras razones, también respetables.

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