Rubén Duarte
En las últimas horas del negro domingo 6 de junio y durante todo este lunes 7, el gobierno de Felipe Calderón ha establecido de facto un estado de sitio en Cananea, pisoteando el derecho de huelga y suspendiendo todos los demás derechos de la población.
El asalto a las instalaciones de la mina y las acciones similares en Pasta de Conchos constituyen una auténtica declaración de guerra en contra de toda la clase trabajadora, que habrá de ser respondida con la resistencia y la movilización en todos los frentes, dentro y fuera de México.
Hasta este momento están desaparecidos dos mineros y otros cinco más fueron detenidos por las fuerzas represivas cuando hacían guardia a la entrada de la mina. En Hermosillo, el Secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón fue repudiado por varias activistas de ONG’s en el acto oficial que realizó en el palacio de gobierno acompañado del gobernador Guillermo Padrés, para chantajear a los mineros con promesas de liquidación, al igual que en el SME.
En los próximos días la solidaridad con nuestros hermanos mineros habrá de manifestarse con toda su fuerza.
No permitiremos que retroceda la rueda de la historia y nos lleve de vuelta al porfiriato. La agresión contra la cuna de la revolución, cuando tienen lugar los vacíos y fastuosos festejos del centenario y del bicentenario, revelan la verdadera naturaleza ultra reaccionaria y fascista de quienes se han adueñado del poder en nuestro país, ocasionando graves daños y desencadenando una irrefrenable ola de violencia sembrada de cadáveres.
¡Ya basta! La hora es de lucha y organización en un frente unido de todas las organizaciones obreras y populares, sin distinción de ideologías, ni banderas políticas, ni siglas partidistas.
Es precisamente en esta hora cuando el llamado de Esteban Baca Calderón, pronunciado hace 104 años ante los mineros, recobra de nueva cuenta toda su enorme dimensión histórica: “Unión será nuestro lema, ¡y que la multitud de seres débiles por su aislamiento formen un cuerpo compacto, la más poderosa fuerza! Tened fe en el triunfo. Ésta no es ya una débil utopía en glacial indiferencia; el espíritu público se prepara: a vosotros corresponde precipitarlos acontecimientos”.
¡Viva la Huelga de Cananea!
¡Fuera los federales!
¡Devolución de la mina a sus legítimos propietarios los mineros!
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