En los últimos días se ha producido un fenómeno histórico de esos que como mucho ocurren un par de veces a lo largo de un siglo, algo que si bien han recogido todas las agencias de información, así como los medios de comunicación alternativos donde se están creando debates cada vez más intensos, veo con asombro cómo la prensa oficial ni siquiera se ha hecho eco del asunto.
Señores, ¿cómo es posible que no se hayan enterado? Más de 150 delegadosde partidos de izquierdas de más de 45 Socialista, iniciativa a la que se van sumando organizaciones como el FMLN de El Salvador y continúa generando países han suscrito el " Compromiso de Caracas", donde se acoge la propuesta de convocar la V Internacional simpatías y esperanzas por doquier.
Así pues, ante el asombro y el escepticismo de los dirigentes de izquierdas del resto del mundo, en contra de las predicciones de los ideólogos del capitalismo que nos vendieron el fin de la Historia tras la caída del muro, la V Internacional ha nacido.
La izquierda oficial de la vieja Europa hace tiempo que vive un proceso de pérdida ideológica, y sobre todo, pérdida de acción. Allí donde antes existía la pasión por la lucha contra las desigualdades y la disposición al sacrificio personal, hace tiempo que fueron ganando terreno la frivolidad de lo políticamente correcto, el arribismo y el oportunismo.
La clase social a la que por naturaleza pertenecen las organizaciones tradicionales de izquierdas, ha sido substituida progresivamente en el seno de los partidos y sindicatos por clases medias progresistas, más preocupadas por el reciclaje de basuras y los derechos de los usuarios de la bicicleta que de la miseria y la explotación a la que nos condena el sistema, especialmente con la crisis actual, donde cada vez hay más familias enteras en el paro y aumentan los contratos basura. Estamos cansados de que nuestros dirigentes sólo nos ofrezcan consuelo espiritual y vacías palabras bienintencionadas. Nada más nos pueden ofrecer una vez han aceptado la lógica del capitalismo, algo que entendió muy bien Pablo Iglesias cuando decía que o se estaba o con unos o con otros.
Resulta patético ver a los dirigentes reformistas cuando al observar que muchos trabajadores no les votan o se quedan en casa durante unas elecciones, se indignan, se llevan las manos a la cabeza y dicen que no lo pueden entender, reconociendo así cierto grado de ignorancia y de limitación intelectual.
Pero la lucha de clases continúa, así como el debate sobre la necesidad de derrocar al capitalismo y sobre la vigencia del socialismo, por la sencilla razón de que en el mundo siguen existiendo la pobreza, la injusticia, la explotación, las desigualdades y un sistema económico tan perverso que para mantener los privilegios de unos pocos necesita de la explotación salvaje de la mayoría.
Sólo que esta vez, el epicentro del movimiento se sitúa en Latinoamérica. Mientras que en la Vieja Europa se ha abandonado, oficialmente, toda idea de internacionalismo y nos empeñamos en dividirnos entre nosotros en líneas nacionales, Latinoamérica nos ha tomado la delantera o ndeando banderas internacionalistas. Al sueño de Bolívar de una América Latina unida, se ha sumado el de la unión de nuestra clase en todo del mundo y Bolívar y Marx se han dado la mano allende los mares, allí donde se demuestra una y otra vez la disposición a la lucha de los desheredados, donde todavía laten los corazones y se alzan los puños contra el imperialismo que los explota, humilla y asesina, demostrando apasionadamente que ellos sí continúan estando vivos.
Por eso Latinoamérica tenía que ser y es la cuna de la nueva Internacional del siglo XXI que ha de contagiar al resto del mundo de esa renovada ilusión por los principios más nobles que han existido jamás, ha de barrer toda la podredumbre política que nos rodea desde hace demasiado tiempo y conducirnos hacia la nueva humanidad.
Ahora, las palabras de Marx, Engels, Lenin, Trotsky o Rosa Luxemburgo, junto a las de Simón Bolívar o el Che Guevara vuelven a estar al pie de la calle. Principios, ideas y métodos que durante décadas estuvieron relegados a las catacumbas de una IV Internacional sin conseguir conectar con las masas, vuelven a ver la luz del sol. Sólo por eso ha valido la pena, pero aún hay más por venir.
La V ha nacido, no de la idea de un hombre, no de los renegados o escindidos de ningún partido o movimiento, sino del mismo movimiento y de la necesidad de la unidad.
¡Bolívar! ¡Presente!
¡Marx! ¡Presente!
¡Engels! ¡Presente!
¡Lenin! ¡Trotsky! ¡Rosa! ¡Presentes!
¡Che Guevara! ¡Presente!
¡Viva la V Internacional!
Daniel Guerra/ V Internacional
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