sábado, 13 de febrero de 2010

No es casual

Ricardo Andrade Jardí

Curioso país es el nuestro, donde los usurpadores, que fincaron una campaña de odio y medio contra quien ponía en peligro la continuidad económica y los privilegios inmorales que la oligarquía sigue teniendo, gracias al fraude electoral, arremeten contra quienes critican la violencia que su presumida pero inútil “guerra contra el crimen organizado” ha disipado por todo el país. Curioso resulta pues, que el usurpador “haiga sido como haiga sido”, se pretenda ofendido, más aún cuando las ejecuciones diarias demuestran, para el más elemental sentido común, que las panistas estrategias económica y ahora también la bélica, son igual de estúpidas y peligrosas.
Pero los lloriqueos de Fecal, anuncian, una vez más, que para quienes “navegan” de dientes para afuera con la democracia, pero que de dientes para adentro con la práctica de la intolerancia y la imposición, la crítica es, por supuesto, intolerable. No es una casualidad que ser periodista o crítico social sea tan peligroso en México como ser paracaidista sin paracaídas. Y nada casual tampoco es el que la censura a las voces críticas del desgobierno de imposición, sean acompañadas de las declaraciones del Secretario de la Defensa, apoyando las propuestas de reforma política del acéfalo Ejecutivo, como la opción más viable o correcta, para México. Las declaraciones del militar, que no dejan bien parada a “la democracia” tan presumida por los panistas y los seudo intelectuales telecráticos. No es una casualidad. Y no lo es porque al tiempo que el usurpador descalifica la crítica a sus entupidas decisiones, el Secretario de la Defensa, descalifica sin conocer, cuando menos públicamente, las propuestas de reforma política de los diversos grupos parlamentarios, es decir que los presumidos “representantes de la sociedad” no sólo son casi nada a los ojos de la ciudadanía, sino que ni siquiera son nada de nada, a los ojos de las fuerzas armadas o siquiera para cubrir las apariencias de la farsa electoral de nuestra importada hamburcolademocracia. Hay que estar muy alertas, las señales ya son muchas, el autoritarismo es la norma de los usurpadores, el ejército esta en las calles y la persecución a las disidencias es una realidad en todo el país. Muy lejos estamos de ser una democracia plena, pero deberíamos preguntarnos: ¿Qué tan cerca estamos de convertirnos en una dictadura militar “parlamentaria”? Igual que la que ya experimenta la oligarquía continental en Honduras y muy pronto en Haití, como siempre al amparo del imperio yanqui.

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