D.F. por Siempre!
“Nada más común que encontrarse personas que defienden
el principio y que en la aplicación teórica o práctica
inciden en groseras contradicciones”
Melchor Ocampo, Renuncia al gobierno de Comonfort, 1853
Por José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
Bajo el argumento de acabar con cacicazgos “de horca y cuchillo” la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática sustenta su política de alianzas electorales con el Partido Acción Nacional para los procesos electorales de 2010 en algunas entidades del país.
El anuncio de tal coalición electoral ha generado, además de las consecuentes críticas y descalificativos del PRI y de algunos relevantes actores de la vida política nacional, la suspicacia de una sociedad que tras expresar su asombro ante esta unión impensable entre contrarios, fortalece con este hecho su rechazo al pragmatismo partidista, al constatar la perversión de la fusión de principios y ofertas políticas, con antagonismos vigentes al día de hoy, en función a manifiestas ambiciones de poder.
En esta comedia de entuertos, los líderes del PAN y del PRD califican a la andanada de reprobaciones como signos de temor y debilidad, y centran su estrategia defensiva en responder a sus adversarios priístas y en minimizar las legítimas inquietudes, o los abiertos rechazos, que se han manifestado al interno de sus institutos políticos en torno a tan inconcebible unión electoral.
Si ni las manifestaciones en contra expresadas por distinguidos líderes de sendos partidos han sido motivo de respuesta, mucho menos lo son las voces de las y los militantes para quienes las diferencias entre principios y programas partidarios, así como los orígenes histórico-político de dichos institutos partidistas, y en donde los agravios y confrontaciones del pasado reciente, hacen impensable esta fusión electoral.
Simplemente, para muchos de quienes militamos en el PRD nos resulta necesario puntualizar que esta alianza no se está haciendo con el PAN de Gómez Morín o el de “Maquío” Clouthier, es decir con el PAN liberal. La alianza que nuestra dirigencia ha construido es con El Yunque que se apropió de la directiva de Acción Nacional; es un eje político con el grupo que está entregando al país a la oligarquía extranjera y nacional; es una coalición de intereses, con quienes han generado condiciones de pobreza y exclusión para la mayor parte de la población; es una mancomunidad electoral con quienes pusieron al país en pie de guerra, con quienes han teñido de sangre y luto la vida de miles de familias a lo largo y ancho del territorio nacional; es una liga coyuntural con quienes impulsan violaciones sistemáticas a los derechos humanos de nuestras mujeres, de nuestros niños, de nuestros jóvenes y de las diversidades de nuestra sociedad; es un consorcio partidario con quienes desvirtúan la historia nacional, desprecian nuestra diversidad y riqueza cultural y pretenden desmantelar a nuestro Estado Laico.
En este contexto resulta sumamente preocupante que, por privilegiar el pragmatismo político, tales consideraciones hayan sido menospreciadas por la cúpula partidista en la decisión aliancista que se tomó, y con ello se haya caído en las groseras contradicciones, -a las que se refería Dn. Melchor Ocampo en su carta de renuncia al gabinete propuesto por el “moderado” Comonfort-, que seguramente acabarán con la opción que la izquierda o la derecha, por separado, representaban para los votantes de las entidades en las que se instrumentaron las alianzas electorales entre estospartidos, desdibujando el horizonte ideológico nacional.
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