Cuernavaca, Mor., 19 de diciembre de 2009
Sr. Licenciado Fernando Gómez-Mont
Secretario de Gobernación.
Hoy, sin estar en guerra, amanecimos con el Ejército Mexicano ocupando en nuestras calles. Puede usted ver a los soldados en la glorieta de Zapata, en la de la Paloma (que dicen es de la paz), apostados en algunos semáforos o subidos en camionetas y otros transportes propios para la guerra, mirándonos a todos los ciudadanos como si fuéramos delincuentes. Que vergüenza. Que situación más indignante. México no merece tener un ejército de ocupación en sus calles (mucho menos un ejército, que pagamos los mexicanos para que defienda la soberanía de nuestro territorio). Nuestro ejército no es como la policía y usted lo sabe bien. El ejército es para aplastar, está entrenado para matar. El ejército no es para inhibir, o para prevenir, tampoco para convencer, o capturar a un enemigo, es para aplastarlo. Si ustedes lo utilizan para que cumpla la tristemente célebre función de policía, lo están degradando, envileciendo, corrompiendo, y lo van a destruir.
Los narcos pudieron ser detenidos por las policías desde hace mucho, pero mucho tiempo, el problema es que producen una renta que es superior a la que deja la extracción de petróleo, y han comprado voluntades de los servidores públicos y de otros despistados, desde el nivel más modesto hasta el más encumbrado.
La indignación manifestada por usted en el programa del canal Dos de Televisa, por la publicación de fotografías del cadáver del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, fue similar a la producida en la brumadora mayoría de los ciudadanos que podemos interpretarlas y ver más allá de la simple imagen. Es manifiesto el salvajismo, el escarnio que se hace de un cuerpo inerte: primero aparece la imagen del delincuente con los pantalones bajados, brutalmente golpeado, con la boca desproporcionadamente abierta como si le hubieran metido un tubo. En otra fotografía, sobre el torso desnudo aparecen sus fetiches: estampitas católicas, un rosario y medallitas de santos y símbolos varios. Un día después apareció otra fotografía con billetes de quinientos y mil pesos pegados directamente a su cuerpo con la utilización de su propia sangre a manera de adherente. Usted no protestó un día antes seguramente porque lo intervinieron quirúrgicamente, según se coló en los periódicos.
Anteayer apareció una fotografía de una persona morena de prominente vientre, con una pierna visiblemente estallada. Esta persona era arrastrada por dos marinos, sin ninguna consideración por el dolor que padecía, después esta misma persona brincaba en una sola pierna, mientras le colgaba la otra pierna herida, obligado por los marinos a desplazarse con rapidez. Todos los detenidos son presentados visiblemente golpeados en forma desproporcionada y obligados a mantener una posición sumisa y deshumanizada. Como decía en un principio, el ejército cumple su función, lo entrenan para matar, para aplastar y así tiene que ser, para eso es el Ejército Mexicano, el problema es que su gobierno lo está utilizando como policía.
Los fotógrafos que captaron esas imágenes crudas, ”infamantes, vergonzantes”, salvajes, y además las publicaron, solo cumplieron con su deber. Estas fotos, en el mundo de los homo videns, como dice Sartori, nos dijeron mucho, nos permitieron ver más allá de lo evidente, y se hicieron históricas. Fotos similares fueron publicadas en 1968 y durante la guerra sucia, su publicación se hizo posible por los amantes de la libre expresión, pese a la obscura y absurda censura gubernamental; las demás fotografías censuradas las fuimos descubriendo con el paso del tiempo y, de todas formas, los hechos de salvajismo y vejámenes se conocieron, pero al ser extemporáneos, con menos objetividad.
Espero que no repriman más la libertad de prensa pues esto solo violenta y hace más espectacular un hecho que debe explicarse, sin esconderlo. Le sugiero no seguir los pasos del secretario de economía quien afirmó ayer que la destrucción de más de tres millones de empleos, en los tres años que lleva el gobierno al que usted pertenece, no fue tal, que por el contrario se crearon 24 mil empleos.
Por lo que afirma de que el “operativo en Cuernavaca… fue desarrollado con los estándares internacionales de legalidad, eficiencia y pertinencia…” Le hago saber que lo que dijo está en contradicción con lo que vimos, leímos y escuchamos en esta ciudad de Cuernavaca y dentro de nuestra realidad en este espacio y en este tiempo.
Reciban un saludo y hago votos por su recuperación física.
Lic. Hugo David Uriarte Bonilla
Movimiento de Transformación Social
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Teléfonos: 01777 1691394 y 01777 3136627
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