En la trinchera Monsi, siempre en la trinchera, del lado correcto de la guerra y de la vida, siempre escribiendo sin traicionarse él mismo y sin traicionar a los demás. En la trinchera Monsi, disparando dardos de ingenio, dardos de humor, llenos de inteligencia, envenenados contra todo dislate político y luegos sí, entró de frente a batirse con la huesuda, la Catrina de Posada que él tanto quería y que le amagó una vez, hiriéndolo apenas para acompañarlo durante una temporada y después dejarlo ir, solo para volver a embestirlo, esta vez definitivamente. Quién como él para morir disparando desde la trinchera, la de este lado, la nuestra; quién como él, escritor aguerrido, pensador juguetón y burletero, el mejor entre nosotros, el más certero, compañero del alma, compañero.
lunes, 21 de junio de 2010
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