Pedro Echeverría V.
1. En primer lugar los obreros electricistas deben recibir un aplauso unánime de los trabajadores de México por su plantón en el Zócalo a partir del viernes 29 con el fin de rescatar las 44 mil plazas de trabajo de las que fueron despojados por el funesto gobierno de Calderón. Habían sido muy pacientes desde aquel 10 de octubre (casi cuatro meses) que los despojaron de su trabajo y de sus ingresos y, al mismo tiempo, un poco ilusos por confiar en un gobierno semifascista que ha declarado mil veces que no dará ni un paso atrás, “aunque enseñen los músculos”, es decir, “aunque hagan lo que hagan”. Pero con la toma del centro de la Ciudad de México comienzan a demostrar que su lucha continúa y que están dispuestos a realizar acciones más efectivas. Quizá a la tomo del Zócalo habría que sumar la calle de Madero hasta el Eje Central.
2. Me tocó dormir en el Zócalo casi un mes a fines de 2006 y si bien se pudo escuchar diariamente en mítines los discursos de López Obrador y se hicieron mil reuniones en los campamentos, lo que más preocupó a la clase gobernante y a los funestos medios de información, fue el bloqueo de las calles y avenidas de Madero, Juárez y Reforma. Hoy posiblemente presionen más al gobierno de Ebrard para que desaloje y reprima, pero también hay que prepararse para esa probable acción de los milicos, mucho más activos desde entonces. Hay que surtirse de máscaras antigases y, como en los tiempos de Hidalgo y Morelos, de palos y cabillas para defenderse. AMLO estuvo en “mejores” condiciones dado que contaba con el apoyo del jefe de gobierno y con campamentos de todos los estados de la República. Pero también el SME puede concitar apoyos.
3. No hay que preocuparse por los tontos automovilistas, individualistas que no entienden nada y que deberían ocupar transporte colectivo; menos por los funestos medios de información que su mejor negocio es calumniar a los movimientos sociales porque mientras más excremento (por no decir mierda) les sale por la boca, mejores salarios reciben de los empresarios tipo Azcárraga, Salinas Pliego y otros. Las batallas de los trabajadores –que son más del 80 por ciento del país- son mil veces más importantes y para lograr sus objetivos deben hacer uso de todos los medios. Recuerdo que un tonto director en la UPN me decía: “Pedro, yo estoy de acuerdo en que los trabajadores se defiendan pero que hagan sus manifestaciones donde no perjudiquen a nadie, en lugares apartados y en horas que nadie esté en la calle”. Me vio la cara de imbécil.
4. Espero que los lópezobradoristas se sumen en masa a la lucha de los electricistas, junto a los profesores de Oaxaca y la APPO, así como la CNTE y los jóvenes zapatistas que han dado muestras de activismo. Obviamente allí estarán los obreros mineros, los telefonistas, los trabajadores de la UNAM y los contingentes de estudiantes que se encuentran en un largo proceso de reorganización. ¿Habrá todavía algunas tribus del PRD que no solo estén pensando en elecciones y cargos, y recuerden que alguna vez el PRD pensó en ser de izquierda? Los electricistas del SME pueden ser destruidos y, con ellos gran parte de nuestro futuro de lucha, si no acudimos a solidarizarnos con ellos. Los delegados del SME tendrán que descubrir, policías, orejas, tiras, guaruras, provocadores que buscarán infiltrarse, pero ¡cuidado! no podrán rechazar ningún apoyo real.
5. Quienes ayudaron mucho en el plantón de 2006 fueron los artistas (cantantes, teatristas) los conferencistas y los vendedores ambulantes que se instalaron fijamente mediante un acuerdo de solidaridad mutua. El plantón se convirtió para los luchadores sociales y la gente honesta e inteligente, en un foro de discusión de ideas. Los mítines programados en hora fija (17 horas) y las conferencias y foros en campamentos abiertos (sobre todo en el Zócalo y la calle Madero) le dieron un fuerte apoyo al plantón. Si el objetivo es que Calderón, Gómez Mont y Lozano -el trío fascista- devuelvan el trabajo a los 44 mil desplazados, hay que aprovechar el plantón para que de allí salgan millones de volantes y cientos de comisiones para otras fábricas, escuelas y mercados. Además hay que formar comisiones para botear y conseguir donaciones de mercancía.
6. En México, donde hay 20 millones de miserables (más que en Haití); donde el desempleo ha crecido gigantescamente y los salarios son de hambre, donde han despedido del trabajo a millones (como a los 44 mil electricistas) no se envía alimentación y solidaridad porque la miseria es ya muy conocida. El Haití (7 millones de miserable) la gente muere de hambre desde hace décadas, pero con un terremoto que mató a más de 100 mil y profundizó más el hambre, tramposamente, como siempre, ha sido convertido en enorme demagogia y fantástico negocio para empresarios que se deshacen de mercancías invendibles con el fin de que les condonen impuestos y aparecer como “buenas personas” en los medios. Los gobiernos de igual manera: aprovechan el río revuelto para hacer negocios políticos. ¿No es acaso un engaño grotesco?
7. La batalla de los electricistas quizá apenas se inicia en serio y debemos esperar que se profundice. Sería grave, muy irresponsable que se dejen llevar por el “canto de las sirenas” del gobierno y los vuelvan a parar. Quizá esta es la última oportunidad para ser consecuentes y para recibir el apoyo de obreros, campesinos, estudiantes y fuerzas progresistas. Los dirigentes electricistas han declarado que sólo dejarán el plantón cuando les resuelvan sus demandas. ¿Se pondrán nerviosos si el maldito gobierno los amenaza con la represión y encarcelamientos? Todos los días hay que bloquear vialidades y dependencias, así como comisiones para lograr solidaridad de sindicatos, escuelas y organizaciones. Basta ya de pedir diálogo de rodillas de parte de los obreros cuando es el gobierno quien debe suplicarlos. Esta es una batalla fundamental.
pedroe@cablered.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario