miércoles, 3 de febrero de 2010

La miseria del imperio no tiene límites

Barómetro Internacional
Sergio Rodríguez Gelfenstein
La miseria del imperio no tiene límites. En una actuación sin escrúpulos ha transformado la hecatombe ocurrida en Haití y el dolor de su pueblo en una nueva intervención militar con el objetivo de ocupar ese país y colocar una fuerza interventora a escasos kilómetros de Cuba amparados en la necesidad de ayuda humanitaria de los hermanos haitianos.
La 82 División Aerotransportada que han enviado a ese país es una unidad élite del ejército de Estados Unidos que ha participado a través de su historia de casi 100 años en la mayor parte de las intervenciones militares de la potencia en todo el mundo. Recientemente han estado presentes en las ocupaciones militares en Irak y Afganistán.
América Latina conoce de sobra las actuaciones criminales de esta División. Han sido los ejecutores directos de las invasiones militares de Estados Unidos en República Dominicana en 1965, en Granada en 1983 y en Panamá en 1989, países en los cuales sembraron su huella de dolor y muerte en centenares de familias latinoamericanas y caribeñas.
El propio Haití ha conocido -a través de su historia- la injerencia militar de Estados Unidos. En 1910 en la aplicación de la política del “Gran Garrote” Estados Unidos invadió ese país hermano para controlar su Banco Central y en 1915 ocupó el país y se mantuvo por 18 años hasta 1933. Más recientemente la 82 División Aerotransportada ha intervenido en Haití en 1994 y 2004.
En una clásica operación militar de intervención la 82 DAT ha ocupado el aeropuerto de Puerto Príncipe para controlar las operaciones humanitarias que se realizan a favor de la población afectada por el sismo. Las características de esta operación militar, el número de tropas y la cantidad y calidad del armamento que portan los soldados no guarda relación con las necesidades del pueblo haitiano ni con las características de una acción humanitaria.
La inmoralidad del imperio se remata cuando el Presidente Obama crea un Fondo e involucra en ello al ex presidente Bush, genocida en Irak y quien lamentablemente está relacionado con algunas de las peores actuaciones intervencionistas de Estados Unidos en el mundo. El nombre de Bush no está vinculado con las acciones humanitarias en ningún lugar del mundo, ni siquiera en Estados Unidos cuando fue incapaz de movilizar a tiempo los recursos humanos, financieros y materiales que ese país tiene en abundancia para socorrer con eficiencia a las víctimas del Huracán Katrina que afectó al Estado de Louisiana en agosto de 2005.
La ocupación militar de Haití se inscribe en la ofensiva imperialista contra los pueblos de América Latina y el Caribe. Primero fue la reinstalación de la 4ta. Flota de la Armada de Estados Unidos en el Caribe, posteriormente el Golpe de Estado en Honduras y en fecha más reciente la instalación de 7 bases militares estadounidenses en Colombia, 11 en Panamá y otras en distintos países de la región.
Pero, esas medidas no tienen comparación con la decisión reciente. Aprovechar la miseria y el dolor de un pueblo devastado por la naturaleza para realizar una acción agresiva e intervencionista, muestra la verdadera catadura moral de un imperio en descomposición, donde la vida y la humanidad sólo tiene el valor de la mercancía y de la protección de los intereses de quienes han dominado el mundo utilizando cualquier instrumento, incluso aquellos que resultan deleznables para cualquier hombre o mujer de bien de nuestro planeta, independientemente de su condición social, su creencia política o religiosa y del lugar donde haya nacido.
Ahora, junto con la ayuda y apoyo incondicional a Haití, los pueblos y los gobiernos del mundo deben desenmascarar y rechazar vehementemente la ocupación militar de ese pedazo de tierra latinoamericana y caribeña por parte de las tropas de Estados Unidos.
sergioro07@hotmail.com

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