Por: Federico Arreola/ SDPNoticias
Este es un anticipo de mi texto que publicará El Chamuco el próximo domingo titular “Alianza PAN-PRD, si se concreta será el Fraude 2010”.
El asunto es muy sencillo. El PAN ha condicionado la alianza en Oaxaca a que los partidos de izquierda reconozcan a Felipe Calderón como presidente de México.
En los hechos, eso significa que Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en el principal obstáculo para que se dé ese acuerdo electoral.
Es el capricho del presidente de Acción Nacional, César Nava: sí a la alianza, pero sin AMLO.
Ambicioso vulgar, el senador por Convergencia, Gabino Cué, ya cayó en ese juego. Se deslindó de AMLO por la vía de decir, en una entrevista, que Calderón es “el presidente de todos los mexicanos”.
No puedo de ninguna manera apoyar a Gabino. Entiendo que piense que la única posibilidad que tiene de gobernar Oaxaca es la alianza con el PAN. Pero de eso a perder la dignidad, carajo, hay un enorme trecho.
Pobre Gabino Cué. Durante más de 3 años se negó a aceptar la legitimidad de Calderón. Hoy lo hace por oportunismo barato que no debemos aplaudirle.
En las mismas está la actual dirigencia del PRD, dispuesta a cualquier cosa con tal de conseguir privilegios.
Lo digo con toda claridad en El Chamuco: en mi opinión, eso equivale a que los partidos de izquierda acepten, en 2010, el fraude de 2006. Algo, sin duda, con lo que millones de mexicanos simplemente no podemos estar de acuerdo.
Con la pena señores dirigentes de izquierda, pero no podemos permitirles ahora que, por simple conveniencia política, se entreguen a Calderón y al PAN.
Como nosotros, López Obrador ha sido muy claro al descalificar la alianza de la izquierda con el panismo.
Si a Gabino ya no le importa la cercanía con AMLO y con la resistencia civil, a nosotros sí.
¿Qué debemos hacer, ante la posibilidad de la alianza izquierda-PAN, los partidarios del gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador? Lo único permitido: exigir que no se concrete.
Si el PRD y Convergencia insisten en ir adelante con ese proyecto, pedir entonces al PT, que es el partido que se ha mantenido más leal a AMLO, que postule a su propio candidato de tal forma de que este, con el apoyo del movimiento de resistencia civil pacífica, busque la gubernatura.
Pero si aun el PT acepta la alianza con el PAN, los partidarios de Andrés Manuel no tendremos más opción que hacer un llamado para que la gente de izquierda en Oaxaca se abstenga de votar. ¿Que esto beneficiaría al PRI de Ulises Ruiz? Mala suerte. En lo personal no encuentro diferencias esenciales entre Ruiz y Calderón. Para mí, son lo mismo: dos políticos en los que no se puede confiar.
Lo de menos es la gubernatura de Oaxaca, que por cierto no es seguro vaya a ganar Gabino Cué si se concreta la alianza entre la izquierda y el PAN.
En 2010 hay mucho más en juego. Para empezar, el futuro del movimiento democrático que surgió luego del fraude de 2006. En segundo lugar, la alianza que verdaderamente importa al actual PRD: con el PRI en 2012. Si hoy es posible la alianza de la izquierda con el PAN al precio de reconocer la legitimidad de Felipe Calderón, en 2012 el Partido de la Revolución Democrática estará autorizado a apoyar al candidato presidencial del PRI.
Los líderes del PRD, que traicionaron al movimiento de resistencia pacífica, ven a López Obrador como su principal enemigo. Jesús Ortega, Carlos Navarrete, Graco Ramírez y todos los otros “chuchos” por ningún motivo pueden permitir que AMLO sea el candidato presidencial perredista en 2012. Están dispuestos incluso a pactar la Presidencia con el PRI. Es un hecho.
Los que queremos un cambio verdadero en México debemos oponernos a todo tipo de oportunismo. Es posible, después de todo, avanzar sin los partidos. El movimiento encabezado por López Obrador lo prueba.
Y, naturalmente, el movimiento de AMLO tiene capacidad de sobra para dar la pelea en 2012 con o sin el PRD. El apoyo del pequeño PT puede ser suficiente para ganar la Presidencia. Si no por otra cosa, porque Andrés Manuel es el político más popular de México: Con ligeras variaciones en su estrategia (por ejemplo, acercarse a las clases medias que se empobrecen a diario), la victoria es posible.
De esto y de otras cosas hablo en el próximo número de El Chamuco.
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