La valiente acción de Zelaya se produce en una semana muy importante, en la que los líderes mundiales se encontraron en Nueva York para participar de la Asamblea General de Naciones Unidas, a la que siguió la reunión de presidentes y ministros de economía del G-20 en Pittsburgh. El gobierno de Obama podría verse obligado, finalmente, a sumarse a la opinión mundial de oponerse decisivamente al golpe.
Aún no queda claro cómo Zelaya ingresó a Honduras:
, dijo a la prensa el pasado lunes. Una fuente de la embajada de Brasil explicó que es probable que se haya ocultado en el baúl de un auto, atravesando hasta 20 puestos de control en forma exitosa.
Cerca de la madrugada del martes, los seguidores que desobedecieron el toque de queda impuesto por el gobierno y que se encontraban frente a la embajada brasileña fueron dispersados con gases lacrimógenos y cañones lanza agua. Se cortarón la electricidad, las líneas telefónicas y el agua de la embajada, y las fuerzas armadas hondureñas pusieron un camión con altoparlantes allí, con el himno nacional hondureño a todo volumen.
El lunes, la Organización de Estados Americanos (OEA) reiteró su reclamo por
, negociado por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que reclama el regreso de Zelaya como presidente, con miembros del régimen golpista dentro del gobierno y amnistía para todos los que participaron en el golpe. Zelaya estuvo de acuerdo con los términos propuestos, pero el presidente del régimen golpista, Roberto Micheletti, los rechazó.
Luego del golpe del 28 de junio, la OEA suspendió a Honduras del sistema de derechos y solicitó la restitución inmediata de Zelaya. El 30 de junio, la Asamblea General de la ONU emitió un pedido unánime para
. De modo similar, la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), en su cumbre en Quito, Ecuador, denunció el golpe.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA viajó a Honduras a fines de agosto e informó que las manifestaciones en favor de Zelaya
.
El 29 de junio, Barack Obama dijo:
. Pero las subsiguientes acciones –o la inacción– de Obama y de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, enviaron señales confusas. Mientras Obama utilizó en un principio la palabra golpe, los pronunciamientos oficiales sobre el tema evitaron el término, que, de ser utilizado, provocaría la suspensión obligatoria de la ayuda extranjera. En cambio, el gobierno de Obama desplegó una estrategia de castigo selectivo al régimen golpista, rescindiendo las visas a Micheletti y a otras figuras clave del golpe, y deteniendo el envío de la suma relativamente simbólica de 30 millones de dólares en ayuda.
Clinton afirmó el lunes tras reunirse con Óscar Arias: “Es imperativo que comience el diálogo, que haya un canal de comunicación entre el presidente Zelaya y el régimen de facto en Honduras. Y también es imperativo que su regreso no provoque ningún conflicto ni violencia, sino que todos actúen en forma pacífica para tratar de hallar los puntos en común”.
Es probable que Naciones Unidas tome medidas de apoyo a Zelaya, quien dijo el martes desde la embajada de Brasil en Tegucigalpa lo que espera de Estados Unidos:
.
Barack Obama presidió la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, siendo ésta la primera vez que un presidente de Estados Unidos dirigió una sesión. En Pittsburgh, el G-20 evaluó la crisis financiera mundial y fue el apoyo de Brasil a Zelaya un factor clave. Brasil, uno de los miembros del G-20, es la mayor economía de América del Sur y un aliado y socio comercial clave de Estados Unidos.
Con los gases lacrimógenos flotando en la embajada de Brasil en Tegucigalpa y un posible ataque armado contra la embajada por parte del régimen golpista para arrestar a Zelaya, Obama y Clinton finalmente podrían verse obligados a ayudar al pueblo hondureño a revertir el golpe.
© 2009 Amy Goodman
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