28-11-2009 |
Hace tres años, López Obrador, mucho más cercano a la izquierda que representan los paises de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) que a la que desarrollan Lula, Kirchner o Bachelet, sufrió un golpe de estado electoral por sus porpuestas de asamblea constituyente y nacionalización de los recursos hidrocarburos.
Las clases altas mexicanas decidieron proteger sus intereses pasando por la voluntad del pueblo, que vio como las actas originales eran quemadas y sustituidas por otras impolutas. El fallo que cometieron fue que las actas cambiadas no presentaban ninguna dobles que indicasen que habían sido metidas en una urna: nadie voto con esas actas.
Este golpe electoral fue rápidamente reconocido por países como EEUU o España, que salieron en defensa del presidente surgido del Fraude, Felipe Calderon. En España, el gobierno que preside Rodríguez Zapatero no sólo lo reconoció, sino que lo condecoró con altas distinciones, mientras que Izquierda Unida protestó formalmente en el congreso, denunciando el fraude del que había sido objeto López Obrador.
Tres años después, con la mayoría de medios de comunicación en contra y tras haber llevado a cabo giras intesas y constantes por todo el país fortaleciendo, aumentando y cohesionando su apoyo social (hace pocos días finalizó la última que Obrador hizo por los pueblos y ciudades de Oaxaca), liderar un amplísimo movimiento social por la nacionalización del petróleo y por una econmía popular, presentar propuestas populares en el parlamento mediante el Frente Amplio Progresista (FAP) y apoyar las luchas obreras de los mineros y los electricistas, López Obrador colpasó con varios centenares de miles de personas en la inmensa Plaza del Zócalo de México DF.
Con la de este año, ya van tres veces que López Obrador llena hasta los topes el Zócalo, algo que Felipe Calderón, con su escaso poder de convocatoria no ha podido lograr en tres años de gobierno.
López Obrador anunció sus aspiraciones a presentarse a la presidencia mexicana en las elecciones de 2.012, liderando a la izquierda mexicana que ahora mismo se encuetra en un proceso de refundación que le de un giro hacia la izquierda a sus posiciones, después de que sectores del máximo apoyo de Obrador, el Partido de la Revolución Democrática, dieran un vuelvo hasta posicionarse con el presidente Felipe Calderón.
Durante el multitudinario encuentro, el presidente legítimo anunció los puntos en los que se articulara su lucha para lograr la presidencial mexicana; la democratización de los medios, una nueva economía popular fundamentada en las necesidades de los pobres, la abolición de los privilegios fiscales, la progresividad de la economía, nacionalizaciones y combatir los grandes monopolios.
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