Pedro Echeverría V.
1. “El 24 de noviembre de 2009 -denunció el sindicato de electricistas del SME- pasará a la historia de la Cámara de Diputados, como una fecha negra del Poder Legislativo en México. La mayoría de las fracciones parlamentarias de los Partidos: Revolucionario Institucional, Acción Nacional, Verde Ecologista de México y Nueva Alianza, le hicieron el vacío a la propuesta de los legisladores de los Partidos: de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia, para elaborar y entablar una Controversia Constitucional contra el decreto de extinción de la empresa pública denominada Luz y Fuerza del Centro, ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Así, la mayoría legislativa de la Cámara de Diputados atendió más a sus compromisos políticos con las transnacionales y la oligarquía nativa, que con el electorado que sufragó por esos diputados. Esto demuestra claramente que el tan cacareado ‘Estado de Derecho’ no existe”.
2. La denuncia del SME es absolutamente justa en todos sus términos, quizá no en solamente uno: el pensar que el Estado de derecho no existe y en que si existiera se aplicaría en beneficio de los trabajadores. De ese error han nacido estrategias de luchas peligrosamente equivocadas de los obreros y de los campesinos que los llevan a confiar en sus enemigos de clase que, además de ser los gobiernos de la burguesía, los poderosos empresarios, los medios de información y el alto clero, se protegen en las leyes y los órganos de justicia que esa misma clase social construyó y siempre pone al día para servicio de ellos mismos. Si esto no fuera así entonces no tendríamos que plantear desde la izquierda que el primer acto de un gobierno de los trabajadores es elegir un nuevo constituyente entre los trabajadores y hacer una nueva Constitución política.
3. ¿Desde cuándo el llamado Estado de derecho, que todos los burgueses millonarios exigen que se aplique estrictamente en el país, beneficia a los trabajadores? ¿Desde que el hacendado Carranza convocó en 1916 al Constituyente prohibiendo por ley que los anarco/magonistas, los zapatistas y los villistas fueran electos diputados por el simple hecho de ser “asaltantes, facinerosos y roba vacas”? ¿O acaso desde que en 1917 Carranza controló absolutamente el Congreso con diputados exporfiristas permitiendo que una minoría de diputados obregonistas introduzca algunos artículos sociales que en ningún momento pusieron en entredicho la propiedad privada como base de la “nueva Constitución burguesa? ¿O se piensa acaso que durante el Cardenismo pudieron registrarse cambios constitucionales que los trabajadores deben defender?
4. Tengo la convicción que los cambios constitucionales que se han hecho en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, quizá también en Nicaragua, se hicieron para echar a la basura una gran cantidad de leyes y artículos en los cuales se respaldaban las poderosas burguesías para seguir explotando y oprimiendo al pueblo. ¿En qué ley mexicana dice que está prohibida la explotación, la gigantesca acumulación de capital, los grandes negocios financieros de gobiernos y empresarios, el desempleo, la miseria y el hambre de la población? Todas las leyes que hablan de justicia, de igualdad y de libertad como el derecho de huelga, de manifestación o de salarios justos, no es que no se cumplan sino que les metieron condicionantes que dicen: “siempre y cuando se cumplan” o “que no lesionen intereses de terceros” bla, bla, bla, que siempre determina el poder.
5. Decir que el llamado Estado de derecho no existe por la actitud de la Cámara, de la Suprema Corte y del presidente de la República de no resolver a favor de los obreros o campesinos es hacerse ilusiones. Los obreros del SME no pueden caer en la posición de personas, partidos e instituciones que cuando se resuelve a su favor dicen que “sí hay justicia en México” sin importar otros casos, y cuando pierden se dice que “no hay justicia”. ¿Cuándo se entenderá que la Constitución mexicana y sus numerosas reformas han sido instrumento de dominación y control de la clase dominante sobre el pueblo? ¿Cuándo nos daremos cuenta que la ley –según todas las experiencias- sirve para legitimar la fuerza que tiene cualquier grupo social y para pisotear los derechos de los más débiles?
6. He tenido la convicción que la Constitución y las leyes en México se cumplen en términos generales y si en algo parece que es violada es en sus reglamentos y por sus interpretaciones. Si nuestras luchas se subordinaran al respeto de la constitución –como exigen el gobierno y los grandes ricos- que prohíbe bloquear calles, carreteras, instituciones, hacer manifestaciones que interrumpan el tráfico, estallar huelgas de hecho o tirar las vayas metálicas de los soldados, jamás obtendrían triunfo alguno. La Constitución exige “una patria ordenada” para que haya progreso, respeta la gran acumulación de riquezas, castiga a quien roba una pieza de pan para comer y premia a quienes realizan grandes negocios. ¿Esa Constitución que protege a los poderosos se quiere que respetemos?
7. Los trabajadores sólo pueden hacer válidos sus derechos como seres humanos con la fuerza que logran sus luchas. Sus abogados podrán hacer los esfuerzos más grandes buscando algún resquicio de la ley que puedan adaptar en beneficio de los obreros o los campesinos, pero nunca lograrán ganar batallas importantes sin la fuerza de la movilización. Las luchas de los trabajadores que se basan solamente en la ley confiando en la justicia burguesa son luchas perdidas de antemano. Las pocas y pequeñas batallas ganadas por los trabajadores se han basado en su fuerza. Por eso quiero reiterar a los electricistas y a todos los trabajadores: el Estado burgués de derecho sí existe, pero sólo para beneficiar a las clases dominantes. Los trabajadores primero tienen que hacer su gran revolución, someter a la clase capitalista y construir una nueva Constitución.
pedroe@cablered.net.mx
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