A 37 años de la primera huelga de hambre del comité ¡Eureka!
El 28 de agosto de 1978, a las 11 de la mañana, decidimos iniciar una huelga de hambre en el corazón del país, donde desde 1968 (ya 10 años) no se había realizado ningún acto de protesta. En desigualdad de fuerzas, cuando nadie pensaba que era fundamental la lucha por los derechos humanos, cuando nadie se organizaba para su defensa, los familiares fuimos el motor de un gran movimiento: una huelga de hambre en la Catedral de México, a un lado de Palacio Nacional, símbolo del poder, sede de la Presidencia de la República y en vísperas del segundo informe de gobierno de José López Portillo.
El gobierno mexicano no prestaba atención a los familiares del Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México, hoy ¡Eureka!; las cárceles estaban llenas de presos políticos, 57 exiliados deseaban regresar a su patria; los perseguidos escondiéndose de la furia de la Dirección Federal de Seguridad, de las fuerzas armadas y de la Brigada Blanca, pues podrían correr la misma suerte de los cientos de desaparecidos cautivos en las prisiones clandestinas, campos militares y bases navales. Pretendíamos que se aprobara una ley de amnistía, lo cual se logró gracias a la decisión y a la voluntad de lucha de los familiares y de la gran difusión y solidaridad nacional e internacional.
El Estado mexicano, desde sus comandantes supremos de las fuerzas armadas, pasando por procuradores y secretarios de Gobernación, ha hecho escarnio durante 40 años del dolor de los familiares de los desaparecidos. Los
abogados de la nación, es decir, los procuradores, durante décadas negaron la existencia de los desaparecidos, hasta hoy que la magnitud de sus actos criminales los ha dejado en evidencia; las desapariciones forzadas y asesinatos cometidos por las fuerzas armadas o policías y por diferentes grupos armados fueron cometidos al amparo, con el resguardo, bajo la tutela e impulsados por el propio gobierno. Este terrorismo es política de Estado, que sólo ha cambiado de métodos y tácticas, pero para ¡Eureka!, el único criminal responsable de todas las desapariciones forzadas sigue siendo el mismo: el mal gobierno de México.
Por una ley que erradique la desaparición forzada y castigue a los culpables. ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!
Rosario Ibarra
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