Hacia la erradicación de la tortura en México
Jornada de Lucha Contra la Tortura, organizada por el Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad (CCTI)
Carolina S. Romero
La tortura. Una práctica generalizada en México. Se aumenta. Se permite. Se solapa. Se oculta.
La tortura. Ejercida con impunidad total por el Ejército, los policías, los agentes de las procuradurías, los custodios, los paramilitares.
La denuncia de la tortura como el terrorismo de Estado, la resistencia de sus sobrevivientes, y la necesidad de lograr su erradicación eran temas de la Jornada de Lucha Contra la Tortura, organizada por el Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad (CCTI) y celebrada el viernes 24 de junio en la Casa Lamm, México DF.
Al empezar la Jornada con una conferencia de prensa, Felicia Treue del CCTI fue acompañada por Sara Méndez del Comité de Derechos Humanos Gobizha, César Pérez del Centro de Paz y Desarrollo (CEPAD), y Jorge Hernández del Centro de Derechos Humanos “Fray Bartolomé de las Casas” (FRAYBA).
La tortura. La imposición intencional de extremo dolor o sufrimiento de manera sistemática por orden o consentimiento del estado para un propósito específico.
La tortura. Diseñada para controlar y manipular a la sociedad, generar terror en la población, inmovilizar a la población, crear una cultura de soplones, promover la auto-incriminación, destruir al ser humano.
Los participantes denunciaron que lejos de frenar la tortura, la militarización del país por Felipe Calderón y su supuesta guerra contra el crimen han resultado en un dramático incremento en el número de personas torturadas, desaparecidas, detenidas ilegalmente y asesinadas por agentes del Estado. En muchos casos son activistas sociales y en otros casos simplemente personas arbitrariamente acusadas de ser parte del crimen organizado.
La tortura persiste y se aumenta en México a pesar de que México ratificó la Convención Internacional contra la Tortura en el año 1986 y está obligado a investigar alegaciones de tortura, castigar a los responsables y reparar el daño a las víctimas. Además, casi todos los estados de la República tienen leyes que prohíben la tortura, leyes que son sistemáticamente violadas por las autoridades del país.
Al referirse a las 515 quejas recibidas por la CNDH desde enero hasta abril del 2011, clasificadas como tratos crueles, inhumanos o degradantes, Felicitas Treue destacó que la mayoría de éstas son de tortura.
En el terreno jurídico, el CCTI recomienda la eliminación de dos figuras:
––El arraigo, el cual es generalmente precedido por una detención arbitraria sin orden de aprehensión o existencia de flagrancia y en el cual los arraigados no tienen acceso a abogados o contacto con familiares y con frecuencia son sometidos a torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes.
––El fuero militar, una defensa incompatible con los derechos humanos. El CCTI afirma: “Si tomamos en cuenta que las quejas contra la SEDENA registradas por la CNDH aumentaron un 1000% en los primeros 3 años del gobierno de Calderón y que en lo que va de su administración ya hay 4772 quejas contra los militares que incluyen tortura, detenciones arbitrarias, abuso sexual y desapariciones forzadas, queda muy claro que la defensa del fuero militar no es más que el intento de mantener la impunidad y proteger a los responsables directos e indirectos”.
Mesa 1: Terrorismo de estado en México: La tortura ayer y hoy
La tortura. Una práctica genocida y política contrainsurgente con historia colonial y raíces en el santo oficio occidental. Así la describe el investigador Alberto Limón, quien recuerda los miles de rebeldes mexicanos torturados, y con frecuencia desaparecidos, en los centros de tortura clandestinos. En muchos casos, dice Limón, la empresa privada ofreció recompensas y prestó sus ranchos como centros de tortura. En el campo, el objetivo era identificar quienes apoyaban a los rebeldes y arrasar con esta población. Por otro lado, bancos de datos y escuchas telefónicas fueron utilizados para ubicar a los cuadros insurgentes y descabezar sus organizaciones. La política contrainsurgente, incluyendo el uso sistemático de la tortura, se sigue aplicando hoy en día.
La tortura. Una práctica para generar terror en la población. Una conquista neuronal de Estados Unidos, con estructura psíquica. Fernando Valadez Pérez recuerda que cuando él cayó preso en el “halconazo” del 10 de junio de 1971, el Presidente de México era un agente de la CIA. En aquel entonces hubo 70 muertos. Ahora son 40 mil. Después se hizo psicoanalista que trata a víctimas de tortura. Comenta que la televisión es un arma de guerra que afecta cómo vemos a la policía y al ejército. En los programas estadounidenses vemos imágenes de los soldados salvando vidas y los policías ayudando a la gente. Señala la diferencia en la reciente Caravana de Consuelo entre los activistas de Cd. Juárez, quienes han alcanzado la claridad sobre la naturaleza del Ejército a través de años de lucha, mientras en Tamaulipas, hay quienes piden que el Ejército los proteja.
La tortura. El terrorismo de Estado. Una política diseñada en Washington, sus técnicas enseñadas en el Comando Sur. La política de la tortura diseñada en Washington se ha multiplicado en los últimos años, dice Carlos Fazio. Junto con las medidas ilegales de la desaparición y la ejecución sumaria, forma parte del terrorismo de Estado. Fazio recuerda que las imágenes de Abu-Ghraib eran los antecedentes inmediatos de las torturas aplicadas a los activistas en Guadalajara en el 2004 y en Atenco en el 2006, donde se practicó la violación en masa por orden superior. Estos actos no eran desviaciones por unos malos elementos. La colonización de los cuerpos de las mujeres fue un acto político. Los agentes obedecían una cadena de mando. Actos sádicos, como estos, son perpetrados por los encapuchados de García Luna, entre otros agentes, para destruir la personalidad. El mensaje es esto: A ti te puede pasar lo que pasó a las mujeres de Atenco.
Mesa 2. Nos sobrepusimos a la tortura: Testimonios de resistencia de sobrevivientes de tortura
Italia Méndez, quien sobrevivió la tortura perpetrada por agentes policiales en el transcurso de cinco horas desde San Salvador Atenco al penal Santiaguito cerca de Toluca el 4 de mayo de 2006, dice que para ella, el sobreponer a la tortura es un proceso por toda la vida. Le ha costado mucho trabajo personal y también trabajo colectivo. Le da importancia al trabajo colectivo en el cual ha buscado herramientas para seguir y saber cuándo es necesario buscar ayuda. Junto con otras mujeres, persigue una demanda contra los autores físicos e intelectuales de la tortura para que este crimen no quede impune.
Ramses Villareal, detenido el 30 de septiembre del 2009 y torturado psicológicamente durante 12 horas, sin que nadie supiera donde estaba, dice que él enfrentó amenazas de violación contra él mismo y contra su esposa para que se incriminara de unos bombazos, firmando una declaración, y luego enfrentó más amenazas para que inculpara a otras personas. Al regresar a su hogar, no dejó de sentir terror al ver coches sin placas en frente de su casa o de revivir la tortura cuando, al aplicar el Protocolo de Estambul, supuestamente una medida para documentar la tortura, fue llevado a la misma celda e instruido a reconstruir los hechos. Le costó trabajo superar el miedo para poner una denuncia ante la Corte Interamericana, pero se esforzó en hacerlo “para que estas cosas no sigan”. Dice que la solidaridad de la gente le ayudó.
Marcelino Coache, sindicalista de la Sección 22 del Magisterio y líder de la APPO en Oaxaca, fue detenido y golpeado en el estómago y en la cara mientras agentes le preguntaban de qué guerrilla era y quién les dio el dinero. Lo obligaron a arrodillarse y mantenerse de cuclillas durante dos horas antes de llevarse al sótano donde le obligaron a desvestirse en el frío de diciembre. Lo llevaron del DF a Veracruz, encadenado en el piso de un camión, donde lo pusieron en una celda de 4 x 4 metros con 14 reos. Al salir, reclasificaron sus delitos, acusándolo de delitos mayores. Unos meses después, fue detenido de nuevo y sufrió quemaduras en el pecho, genitales y recto. Fue tirado cerca de un basurero. Cuando su esposa se atrevió a denunciarlo, recibieron amenazas contra su hijo. Con la voz quebrada, Marcelino dice: “No voy a retroceder porque es lo que quieren y mientras tenga voz, seguiré denunciando”.
Jacobo Silva Nogales plantea varias preguntas. ¿Qué es sobrevivir la tortura? ¿Salir con vida? “No. Sobrevivir es conservar lo que eras antes”. ¿Qué es lo que te permite sobrevivir en una situación de máximo poder contra la ausencia de poder? ¿Cómo es que se logra sobrevivir? Jacobo logró hacer que sus torturadores pensaran que sus compañeros sabían que lo habían secuestrado y que lo iban a denunciar. Dice que una cosa que ayuda es saber pocas cosas. También dice que las características personales tienen que ver. La condición física puede influir pero lo más importante son las convicciones. “Contra ellas, ellos no pueden”. ¿Qué queda después de que la tortura paso? “La tortura sigue. Hay que vivir el dolor. El miedo. Queda el deseo de que este no se ocurre a alguien más.” ¿Cuál es la mejor venganza? ¿Qué les duele más? “El cambio social. No hay venganza mejor”. “Hay que resistir. Hay que alimentarse porque solamente así se vence el miedo”.
Dellonce Pérez Gonzáles es comerciante de la ciudad de Querétaro, detenido en el 2009 y acusado de vender droga bajo tortura. Dice que estaba de paseo con su novia cuando fue bajado de su camioneta por varios hombres encapuchados con armas largas. Le dijeron que encontraron dos bolsas con polvo blanco en su camioneta y exigieron que él aceptara la culpa. Cuando se negó a hacerlo le colocaron una bolsa de plástico sobre la cara para asfixiarlo. Por fin cuando amenazaron con violar a su novia, aceptó la culpabilidad, pero después denunció la tortura ante la Comisión de Derechos Humanos. Dice: “Voy a hacer público todo lo que me hicieron. Fui torturado. La tortura es un método de auto-incriminacion”.
Un representante de las cinco familias de Tlaxcala hablo del caso de su hijo y otros cuatro hombres ––Jorge Hernández Mora, Mario Ricardo Antonio Almanza Cerriteño, Sergio Rodríguez Rosas, Jose María Cirilo Ramos Tenorio y Osvaldo Francisco Rodríguez Salvatierra––detenidos en la madrugada de agosto de 2002 por agentes judiciales de Tlaxcala, sometidos todos a tortura y obligados a declararse culpables de pertenecer a una banda de secuestradores. Les sembraron droga y posteriormente fueron presentados frente a los medios como peligrosos delincuentes. En los últimos nueve años, sus familiares amigos han presentado mas de 400 pruebas a favor de su inocencia, pero en 2008 fueron condenados a más de 60 años de prisión y una multa de $ 663, 232. El representante dice: “El comandante de la banda es el mismo procurador. Jamás se van a juzgar a si mismos. Aquí tenemos una falta de ética y una falta de lógica. Pensamos que el Presidente es responsable. Las mismas autoridades son los responsables de los secuestros”.
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