Alejandro Encinas Rodríguez 02 de marzo de 2010 2010-03-02 |
Las recientes declaraciones de Carlos Salinas de Gortari en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias pusieron al descubierto no sólo el encono y confrontación que guarda su relación con Ernesto Zedillo, sino muestran con nitidez los mecanismos de poder por los cuales se adoptan las decisiones de política económica por los altos funcionarios de la hacienda pública, supeditados a los poderosos grupos económicos del país y al gobierno de EU. Salinas ha reconocido hechos, oportunamente denunciados por la izquierda mexicana, que durante años personeros oficiales y oficiosos del sistema negaron: el gobierno de Zedillo filtró información privilegiada a unos cuantos empresarios sobre la inminente devaluación del peso en 1994, lo que dio lugar a una fuga masiva de capitales y al agotamiento de las reservas internacionales. Salinas aseveró que las medidas adoptadas para enfrentar la crisis fueron sugeridas por las autoridades financieras de Estados Unidos y acatadas por el gobierno de Zedillo, como fue el incremento de las tasas de interés del 7 al 110%, lo que llevó, junto con otras decisiones, a la insolvencia financiera al país; a la quiebra de decenas de miles de empresas; al empobrecimiento de millones de mexicanos y al desmantelamiento de la banca nacional, que hoy se encuentra, en 80%, en manos de extranjeros. Estas decisiones provocaron la quiebra de la economía nacional y el mayor nivel de endeudamiento de nuestra historia. Las deudas privadas se hicieron públicas; los especuladores favorecidos con la información gubernamental se enriquecieron aún más y la inmensa mayoría de los mexicanos pagan con su miseria las corruptelas y errores de “servidores públicos” que se mantienen en funciones. ¿Qué tanto ha cambiado el comportamiento de los funcionarios públicos desde entonces y cómo se ha modificado esta situación? Si nos atenemos al manejo de la información oficial que pronosticaba un pequeño catarrito a la economía mexicana ante los embates de la crisis hipotecaria en Estados Unidos y al llamado boquete fiscal que llevó al incremento en los impuestos para el presente año, prácticamente nada, ya que la absurda subestimación de esa situación trajo consigo un resultado desastroso. De acuerdo con los resultados del INEGI, en 2009 el PIB se desplomó en 6.5%, la mayor caída en 76 años, sólo superado por la de 14.83% durante el gobierno de Pascual Ortiz Rubio en 1933. Ello significa que durante los tres primeros años de la administración de Felipe Calderón, la tasa de crecimiento promedio anual de la economía fue negativa en 0.56%, en contraste con los últimos dos sexenios, incluido el de Ernesto Zedillo, cuando en los tres primeros años de su gobierno, pese al error de diciembre de 1994, la economía creció en promedio 2.2%. La economía mexicana acumula cinco trimestres de contracción, ya que la recesión en México inició en el último trimestre de 2008, cuando se registró una caída de 1.1% en la producción de bienes y servicios, lo que pasó inadvertido al ahora gobernador del Banco de México. El pequeño catarrito se convirtió en una de las peores crisis económicas en la historia del país, a la que se suma el desplome en 50% de la inversión extranjera en México, al caer de 23 mil 170 millones de dólares a 11 mil 417 millones de dólares; la caída en las remesas que los trabajadores mexicanos envían del exterior en casi 16%, al pasar de 25 mil 137 millones de dólares en 2008 a 21 mil 181 millones de dólares, y, lo más delicado aún, pese al falso optimismo oficial, el desempleo alcanzó en enero de 2010 su tasa más alta: 5.87%, lo que significa que cerca de 3 millones de mexicanos buscan empleo y no lo encuentran. Así, la economía mexicana se ha colocado deshonrosamente a la retaguardia del crecimiento en el mundo durante 2009, por debajo de Haití en Latinoamérica y de otros países de Europa del este, y será hasta 2012, si la economía de Estados Unidos sale de su marasmo, cuando se empiece a recuperar el nivel que se tenía al inicio del terrible 2009 que vivimos los mexicanos. alejandro.encinas@congreso.gob.mx Coordinador de los Diputados Federales del PRD |
martes, 2 de marzo de 2010
El error de 2009
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