Abajo la primera, la segunda y la tercera parte de ¡ALIMENTOS PRODUCIDOS POR ARTESANOS!
En los próximos días sale la quinta y ultima parte.
Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
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¡Descrecimiento o Extinción!
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¡ALIMENTOS PRODUCIDOS POR ARTESANOS! Quinta demanda ecologista, para la reconstrucción ecológica de la Cuenca del Valle de México. Primera parte.
Consideraciones:
1. Los alimentos producidos por artesanos tienen un consumo de agua y energía, por litro o kilo de producto, entre cinco y diez veces menor a la requerida en la producción de alimentos industriales, así como la correlativa reducción de emisiones que dañan el clima. Tanto la producción como la distribución de estos alimentos requieren un consumo menor de petróleo en bombeo de agua, transporte, refrigeración, calentamiento. En cambio, antes de llegar a los labios del consumidor, los alimentos industrializados han recorrido en promedio unos 3,000 km y algunos hasta 20,000km: han contribuido mucho al calentamiento global. Producen una gran contaminación de los suelos y subsuelos, de los ríos, lagos, humedales y arroyos, del aire, contribuyen grandemente en la desaparición de especies vegetales y animales y son, la gran ganadería en particular, una de las causas principales del desastre climático de la Tierra. La industria agropecuaria ha sido central en México, en la deforestación, la desertificación y la desaparición de muchas especies. Se estima que esta agricultura productivista hace perder cada año en el mundo más de 25 mil millones de toneladas de tierra y vuelve impropias para el cultivo más de 100,000 km2 de tierras por la salinización. Los envases, empaques y embalajes utilizados por esta industria contribuyen enormemente a la producción mundial de residuos sólidos-plásticos principalmente- que cubren los mares, los ríos, los suelos del mundo. A causa de la introducción de los pesticidas, los fertilizantes químicos, las semillas transgénicas, el campo se ha convertido en uno de los ambientes más tóxicos de la Tierra. La agroindustria utiliza monocultivos gigantescos-mares verdes- que requieren para su funcionamiento un creciente uso de plaguicidas o agrotóxicos- el glifosato de Monsanto, el más utilizado; en México se permite el uso de terribles plaguicidas como el Malatión, el Gaucho y el Paraquat- que dejan su huella en los alimentos que consumimos y en el medio ambiente[1]. La agroindustria, cuyo “principio” fundamental es que trata con la vida, es decir, con sustancias vivas. Sus productos son el resultado de procesos de vida y su medio de producción es el suelo fértil…El “principio” de la industria es que trata con…cosas no vivientes… y estos principios están en contradicción… una diferencia tan grande como la que existe entre la vida y la muerte[2] Esta industria ha sido denunciada desde hace más de medio siglo, por ser enemiga de la permanencia, la ecología, la Madre Tierra[3].
2. Los alimentos artesanales pueden dar empleo digno a todo mundo, reducir enormemente las muertes y enfermedades del trabajo, desconcentrar la población, proteger los bienes comunes, la Naturaleza, y sobre todo, reducir el hambre y la desnutrición en el mundo. En cambio, la producción mundial de alimentos industrializados exige más de 200,000 muertes ocupacionales al año, la mitad como resultado de accidentes fatales.[4] Exige una gran explotación de los trabajadores, muy especialmente de niños, mujeres y migrantes que sufren ambientes altamente tóxicos. Por su industrialización, este tipo de alimentos crean las condiciones económicas que provocan simultáneamente, sobreproducción y desperdicio de alimentos,- en los países desarrollados, del productor al consumidor se desperdician más del 35% de los alimentos que se distribuyen; es inherente a la producción industrial el desperdicio de agua, energía y alimentos -, por un lado, y escasez, hambre y desempleo, por otro lado. Las grandes migraciones tienen su origen principalmente en el desempleo que induce en el campo la producción de alimentos industrializados. Debido principalmente a las condiciones económicas y políticas creadas por la producción de alimentos industrializados, más de 800 millones de personas sufren hambre en el mundo y la desnutrición es la causa de casi la mitad -el 45%- de las muertes en niños menores de 5 años (Programa Mundial de Alimentos); cada año cientos de miles de personas son expulsadas del campo en el mundo, por el despojo de tierras y agua que realiza la industria agropecuaria y miles de familias sufren enfermedades y malformaciones genéticas producidas por los productos químicos que se utilizan en ella.
Miguel Valencia Mulkay
[1] Rachel Carson. En su famoso libro Primavera Silenciosa de 1962 reveló al mundo los efectos nocivos de los plaguicidas sobre el medio ambiente. Desde entonces se ha acumulado una gran cantidad de evidencia científica de la letalidad de la agroindustria.
[2] Small is Beautiful- Lo Pequeño es Hermoso, EF Schumacher, 1973 Cap. 7 El Uso Apropiado de la Tierra
[3] En el Capítulo 7 de Small is Beautiful se hace una severa denuncia de la agroindustria que sigue valida hasta nuestros días
[4]Hans R. Herren y Angela Hilmi, La Agricultura en una Encrucijada: Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola- en inglés IAASTAD, CLACSO. Documento fundamental en este tema.
Segunda parte: ¡ALIMENTOS PRODUCIDOS POR ARTESANOS! Quinta demanda ecologista, para la reconstrucción ecológica de la Cuenca del Valle de México.
Consideraciones:
3.- Alimentos de calidad: Los alimentos producidos por artesanos no sólo pueden ser bastante más sanos que los alimentos industrializados, sino que son generalmente de una calidad culinaria y dietética muy superior: responden a la enorme diversidad biológica que crean los diferentes medios físicos y culturales donde se producen; responden a la comida que necesitan las personas. El productor artesanal certifica con su persona lo que produce: consume habitualmente parte de lo que produce; el productor de alimentos industriales no consume habitualmente lo que produce: por su gran poderío transnacional impone a los gobiernos - ver el caso descrito por Monique Robin en su película sobre transgénicos: el Mundo según Monsanto- certificaciones corruptas, poco científicas, que no reconocen la diversidad biológica y cultural.
Se extiende en el mundo una creciente desconfianza al consumo de los alimentos industrializados[1], por sus excesivas alteraciones y nocividad oculta: gran cantidad de substancias químicas, creciente cantidad de organismos genéticamente modificados (transgénicos), isótopos radiactivos y nanopartículas; por las ligas que se encuentran cada día más entre estas alteraciones y la emergencia de la obesidad, la epidemia de cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares y otras; por el ocultamiento que hacen de la información fundamental sobre su producción: manipulaciones genéticas, contenidos, consumo de agua, energía, riesgos, efectos secundarios, impacto en el ambiente de sus residuos, entre otras; por la gran cantidad de información alternativa mundial que advierte de las pésimas condiciones en las que se producen muchos de ellos; por la gran degradación cultural que acarrean.
Las sustancias químicas que contienen los alimentos industrializados pueden incluir algunas muy toxicas, como las dioxinas y otras ligadas al uso de plaguicidas; además, residuos de metales pesados, hormonas, antibióticos, aditivos. Muchas de las nuevas enfermedades infecciosas proliferan en los sistemas intensivos, muy tecnificados, de ganado y siembra. Los grandes establos (Granjas Carrol de Perote, ejemplo mundial del desastre ambiental) y las grandes granjas, altamente industrializad@s, no sólo producen contaminaciones intolerables, sino que crean condiciones para la propagación de epidemias como las fiebres porcinas (AH1N1), aviar, las “vacas locas” y otras. Más de doscientas enfermedades son transmitidas por los alimentos industrializados y afectan a un 30% de la población de los países desarrollados. Bajo el efecto de los pesticidas y otros contaminantes orgánicos persistentes, POP, y en particular de los CMR- cancerígenos, mutagénicos y reprotóxicos- cancerólogos y toxicólogos renombrados[2] prevén el fin de la humanidad hacia 2060, por la esterilidad masculina generalizada.
4.- Protección de la diversidad culinaria; conservación de las culturas y las tradiciones.-Los alimentos producidos por artesanos educan a los niños sobre la importancia de distinguir la calidad y la diversidad de los alimentos, para la conservación de una buena salud y la adopción de un modo de vida que convive con la sociedad y la Naturaleza; educan sobre las formas de cuidar los suelos, evitar la violencia contra los animales, crear buenas amistades y gozar de un Buen Vivir; ayudan a las personas a poder vivir como un poeta (Holderlin-Heidegger)[3]
Los alimentos industrializados, elemento central del moderno culto a la velocidad, la productividad financiera y arma estratégica en la guerra contra las culturas del mundo, imponen violentamente hábitos alimenticios que rompen las bases culturales de los pueblos, desequilibran las dietas y propician consumos excesivos de azucares, sales y productos que generan adicciones. La “comida rápida” o Fast Food[4], hamburguesas, hotdogs, pollo frito, pizzas, acompañadas con refrescos ha convertido a México en el segundo país, después de Estados Unidos, que más consume refrescos en el mundo y en el primero en obesidad.
Por este tipo de alimentos, no sólo muere la dieta saludable de los pueblos, sino su gastronomía: las nuevas generaciones desprecian la diversidad de las cocinas regionales y por otro lado impulsan la desaparición de los elementos naturales-muerte de la biodiversidad- que dan sustento a la cocina de calidad. Por su escandalosa mercantilización, la Escuela ayuda mucho a esta degradación cultural.
Brillat Savarin, el gran gastrónomo francés (1755-1826) autor del clásico libro Fisiología del gusto, escribió proverbios memorables: Dime que comes y te diré quién eres. El descubrimiento de un nuevo manjar contribuye más a la felicidad del género humano que el descubrimiento de una estrella. Carlo Petrini, sociólogo italiano, reacciona en 1986 contra la instalación de un Mc Donald’s en el centro de Roma y funda en 1989 la organización Slow Food, un movimiento multidisciplinario que cuenta con más de 120,000 asociados en 170 países del mundo; documenta la necesidad de proteger a los alimentos producidos por artesanos ante la guerra que les hacen los alimentos industrializados. Dice “Un gastrónomo que no es ecologista es un estúpido” [5]
Miguel Valencia Mulkay
[1] Recomendamos mucho la lectura del libro Alimentos Sustentables a la Carta, De la Tierra a la Mesa, de Martha Elena García y Guillermo Bermúdez. CONABIO- CALMIL 2014, que incluye aspectos como las relaciones entre alimentación y salud, alimentos que enferman, distorsiones en la dieta del mexicano, el lado oscuro de los plaguicidas, transgénicos, aditivos, agricultura sostenible, entre otros temas.
[2] Profesor Dominque Belpomme. Ces Maladies crees par l’homme, Albin Michel Paris. Esas enfermedades creadas por el hombre. Jean Francois Narbonne, profesor de toxicología de la universidad de Bordeaux, experto de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Francia.
[3] Libertad de Habitar, Jean Robert, 1995, Habitat International Coalition.
[4] Alimentos Sustentables a la carta.
[5] Rodolfo Reich, La Nación, Argentina, 12 de abril de 2014
Tercera parte ¡ALIMENTOS PRODUCIDOS POR ARTESANOS! Quinta demanda ecologista, para la reconstrucción ecológica de la Cuenca del Valle de México.
5.- En el mundo existen aproximadamente 1,500 millones de campesinos, ganaderos y agricultores y 800 millones de “agricultores urbanos”. La producción de alimentos realizada en pequeña escala, por campesinos e indígenas, cubre el 54 % de la demanda mundial de alimentos, con el uso del 25 % de la superficie dedicada a cultivos en el mundo[1]. Los campesinos trabajan unos 7,000 cultivos mientras los analistas de la industria se enfocan únicamente a unos 150 cultivos que matan la biodiversidad. En América Central, con el 17% de las tierras los campesinos producen el 50% de la producción agrícola total. Los campesinos alimentan al mundo a pesar de la guerra multidimensional que les ha declarado la industria alimentaria desde hace más de un siglo. En cambio, la producción de alimentos industrializados acapara el 75% de la superficie mundial dedicada a cultivos mientras sólo cubre el 46% de la demanda mundial de alimentos. La industrialización del campo y de los alimentos engendra en el mundo un gran desperdicio de alimentos, una enorme escasez de alimentos y el hambre que sufren más de 800 millones de personas. El sistema alimentario agroindustrial es responsable del 80% de las emisiones fósiles y utiliza más del 70% del agua, pero produce solo el 30% de los alimentos, según el Grupo ETC. [2]
6.- El Informe mundial IAASTD2008[3], La Agricultura en la Encrucijada, patrocinado por la FAO, GEF, UNEP, UNESCO, OMS y otras instituciones, es el más importante realizado a la fecha, con respecto a la ciencia y tecnología en el desarrollo agrícola; entre otros asuntos informa del fracaso de la agroindustria tal como ha funcionado en los últimos 40 años y de la necesidad de apoyar la producción de alimentos en pequeña escala y tomar en cuenta a los campesinos y los saberes locales. La Revolución Verde (1960-1980) impulsada desde Chapingo por Norman Borlaugh, premio Nobel de la Paz (1970) con el apoyo de la Fundación Rockefeller y basada en el uso intensivo de productos químicos, ha resultado catastrófica para la ecología y la cultura de los países donde se ha aplicado. Debido a las tecnologías que impuso la Revolución Verde, se han duplicado los precios de los alimentos en los últimos 20 años; se espera que vuelvan a duplicarse en los próximos diez años; la mitad de este aumento provendrá del desastre climático. La radical elevación de los precios de los cereales y otros alimentos en los últimos años debido al agotamiento de los acuíferos, el desastre climático, la salinización de las tierras, la elevación de los precios del petróleo, los cultivos de maíz, caña de azúcar y otros vegetales transgénicos-para la producción de agrocombustibles-, la aniquilación de la cultura campesina, la especulación financiera en los precios de los alimentos básicos, la concentración de las cosechas de cereales y otros alimentos básicos en manos de unas pocas transnacionales, han disparado las hambrunas y la desnutrición en grandes sectores de la población humana. La industria agropecuaria pro
7.- Los criterios productivistas, economistas, economicistas, utilizados por los bancos de desarrollo y los gobiernos, para justificar la aplicación de tecnologías muy tóxicas y subsidios perversos en la actividad agropecuaria -producción por hectárea, por ejemplo-, se han convertido en los grandes enemigos de los regalos de la Madre Tierra, las culturas indígenas y campesinas y la alimentación del ser humano. La agricultura industrializada es un fracaso histórico que la tecnociencia y la Economía no quieren reconocer, por lo que se obstinan en la fuga hacia adelante por medio de los cultivos transgénicos; recurren a la entrega de premios Nobel a científicos a su servicio, para sostener sus mentiras y aniquilan a los científicos que pretenden confirmar este fracaso[4]. Los países desarrollados producen el colapso alimentario y ecológico mundial.
En muchos países del Sur o emergentes, los pobres dedican más del 80% de sus ingresos en la comida; sin embargo, el ganado que se comen los europeos requiere para su alimentación una superficie siete veces más grande que Europa. Para que funcione la ganadería intensiva en Europa es necesaria una superficie en otros países equivalente a 7 veces la de este continente para producir los alimentos que reclaman los animales criados según el modo industrial; es lo que se llama “cultivos entre bastidores”[5]. Según William Rees, los Países Bajos utilizan o importan un territorio de 100,000 km2 en otros territorios, principalmente en los países pobres o emergentes: entre 5 y 7 veces la superficie de las tierras productivas de su territorio, sólo para su alimentación[6]. Los países desarrollados fabrican el colapso alimentario y ecológico mundial.
Miguel Valencia Mulkay
[1] GRAIN. Quien alimenta al mundo Grupo ETC
[2] Quién nos alimentará- Libro de bolsillo. Grupo ETC
[3] Hans R. Herren y Angela Hilmi, La Agricultura en una Encrucijada: Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola- en inglés IAASTAD. CLACSO.
[4] Documental francés El Mundo según Monsanto de Marie-Monique Robin
[5] Vandana Shiva, El Terrorismo alimentario. Como las multinacionales hambrean a los países emergentes, Fayard Paris, 2001, citada por Serge Latouche, La Apuesta por el Decrecimiento.
[6] Ibidem
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