lunes, 10 de junio de 2013

Marcha por la Matanza del Jueves de Corpus el 10 de junio de 1971


Convocatoria a la Marcha por la Matanza del Jueves de Corpus el 10 de junio de 1971

Difusión Cencos México D.F., Viernes 7 de junio de 2013
Boletín de prensa
Comité 68
Los participantes en este conferencia de prensa estamos anunciando que el próximo lunes 10 de Junio realizaremos una Marcha que partirá de la Escuela Normal a las 16 horas para dirigirse .al Zócalo de la ciudad en donde se llevará a cabo un mitin con la participación de oradores que abordarán los temas alusivos a los ejes de la convocatoria.
En el conjunto de diversos actos conmemorativos del 42 Aniversario de la masacre del 10 de Junio de 1971, para el Comité 68 la realización de esta Marcha emblemática, como en otras años, ha sido y es la materialización tangible de la disposición de miles de ciudadanos, especialmente de estudiantes de ayer, de la UNAM, del IPN, de la UIA, de Chapingo, de las Normales y de varias universidades de provincia, y de hoy, del CGH de la huelga del 99 -2000, de los estudiantes rechazados de las escuelas de enseñanza media y superior, de las normales rurales, de contingentes populares, magisteriales, de campesinos y obreros golpeados por la represión, de todos nosotros y muchos más es la disposición de no cejar en las reclamaciones de justicia, y de castigo a los culpables del crimen de genocidio, instrumentado en la masacre del 2 de octubre de 1968, del 10 de junio de 1971 y de las política de desapariciones políticas ‘ejecutada por la Brigada Blanca, y de las acciones represivas actuales.
Y adicionalmente por los agravios a la sociedad mexicana por de los crímenes sin solución ni respuesta de ningún tipo que se vienen acumulando en la agenda nacional: por los feminicidios, por los niños víctimas del incendio en la guardería ABC , en Sonora, por los mineros sepultados por la explosión en Pasta de Conchos, por los petroleros desaparecidos en la refinería de Cadereyta, por los militantes del EPR desaparecidos en Oaxaca y por los migrantes centroamericanos masacrados en San Fernando Tamaulipas, por los recientes desapariciones en Tepito,
En pocas palabras, en estos años pasados en estas fechas conmemorativas del 10 de junio y del 2 dé octubre nos hemos estado aglutinando y coordinando los sectores y contingentes agraviados por la violencia oficial. Somos Tos mismos de siempre, pero cada vez somos más. Por eso ahora existe una nueva situación producto de estos esfuerzos y de la conciencia de los temas nacionales de la agenda de seguridad y justicia y de la situación legal y procesal de los juicios de genocidio. De todos los temas y reclamaciones populares relacionados con seguridad y justicia, para destrabar la inacción, la ineficacia e incluso la complicidad con los gobernantes criminales, la limpia debe hacerse de arriba abajo, pues así se barren las escaleras.
El reprocesamiento de Echeverría, y la celeridad del juicio para llegar hasta las sentencias no tienen ningún impedimento legal, ni jurídico. Las maniobras leguleyas y de argucias procesales y mediáticas para retrasar los procesos de responsabilidad penal están agotados o se están agotando rápidamente, en México y en otros países, como está sucediendo en Guatemala con el genocida ríos Montt. La complicidad mediática, las deformaciones y tergiversaciones y el silencio de los medios de comunicación masiva ya son insuficientes e ineficaces para esconder la verdad histórica. Este 10 de junio de 2013 nos movilizaremos
10 de junio: 16 horas, movilización, Ciencias Biológicas, IPN, Casco de Santo Tomás

 

A 42 años del Halconazo

Se convoca a estudiantes, obreros, campesinos, organizaciones sociales y de derechos humanos y pueblo en general para movilizarnos este próximo lunes 10 de junio por las siguientes demandas:

1.- Juicio y castigo a Luis Echeverría
      Castigo a los culpables de las masacres del 68, 71 y la Guerra Sucia.
2.- Educación gratuita, científica, humanística y pública.
      Puertas abiertas en las escuelas para actividades políticas, culturales y deportivas.
      Abrogación de las modificaciones a los planes de estudio de los CCH's
3.- Contra la Reforma Laboral y Educativa
      Solidaridad con el Movimiento Popular Guerrerense
4.- Contra la criminalización de la juventud y la protesta social.
      Solidaridad con la lucha de la CNTE
      Solidaridad con el movimiento normalista.
      Presentación con vida de los desaparecidos.
      Libertad a los presos políticos

Lugar y Hora: 16:00 horas, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, ubicada en Carpio y Plan de Ayala, en el Casco de Santo Tomas. El metro más cercano a dicha escuela es Colegio Militar de la línea 2 (azul).

10 de junio 1971: A 42 años de la masacre… ¡NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS!



 
Esta fotografía corresponde al 41 aniversario de la masacre del 10 de junio. Ahí, solidario como siempre, está “El Tío”. ¡Exigimos su inmediata presentación con vida!
  (por La Voz del Anáhuac)
Casi tres años después de la represión sangrienta al movimiento estudiantil de 1968, los estudiantes mexicanos salían de nuevo a la calle. En Nuevo León, el gobierno había impuesto una nueva Ley Orgánica a la Universidad Autónoma de aquel estado, con la que se ponía el financiamiento y administración de la Junta de Gobierno en manos de la iniciativa privada. Era un enorme paso hacia la privatización y un duro golpe a la educación pública.

En mayo de 1971 los estudiantes neoloneses se opusieron rotundamente a estas medidas con la huelga. La solidaridad se extendió rápidamente al resto de las universidades públicas, pues si el golpe a la UANL no era revertido, ese modelo privatizador se impondría a toda la educación pública.

En el DF se programó realizar una manifestación solidaria, Sería la primera vez que en el DF el movimiento estudiantil se movilizaría masivamente después de la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco.

Sin embargo la fecha para realizar esta manifestación se pospuso hasta el 10 de junio, pues había la expectativa de que la encabezaran los ex presos políticos de 1968, que habían sido excarcelados en abril del mismo año a condición de que salieran del país. Este virtual destierro fue denunciado públicamente, por lo que el gobierno, encabezado ahora por Luis Echeverría Álvarez, que anunciaba con ‘bombo y platillo’una pretendida ‘apertura democrática’, se vio obligado a decir que no había tal destierro, que los compañeros habían salido del país por ‘voluntad propia’ y que podían regresar al país en cuanto así lo decidieran.

Mientras tanto, el conflicto en Nuevo León parecía resolverse, la ley orgánica impuesta fue derogada, con lo que el motivo principal para convocar a la manifestación del 10 de junio se diluía.

Pero los estudiantes del DF sostuvieron el acuerdo de realizar la manifestación. Si bien se resolvía el conflicto de la llamada ‘reforma educativa’ en Nuevo León, qué bueno, bien por ellos, pero había más motivos para manifestarse en las calles. Desde fines de 1968, gran número de brigadistas estudiantiles se habían mantenido activos en la solidaridad con los movimientos obreros, campesinos y urbano-populares que se sucedían en el Valle de México y en otras regiones. Los obreros de Ayotla Textil, luchando por la independencia sindical; los trabajadores de Chiclets’s Adams, los de tortilladoras Celorio; los ocupantes de tierras en Héroes de Padierna, luchando por espacios para vivir; los cacahuateros de Morelos, luchando contra los monopolios y por precios justos; los choferes de las líneas de pasajeros que se organizaban al margen de los sindicatos charros y luchaban contra la explotación del ‘pulpo camionero’. En fin, una oleada de luchas populares con las que el movimiento estudiantil había tendido lazos solidarios, pasando de la consigna de ‘únete pueblo’ del 68 a la de ‘unámonos al pueblo’.

Por otra parte, esa sería una prueba de fuego para el gobierno de Echeverría y su cacareada ‘apertura democrática’. Si reprime la manifestación echará por la borda toda la verborrea demagógica utilizada para diferenciarse de su sanguinario antecesor.

Aunque el grupo paramilitar de los Halcones había dado señales de que seguía activo, no se le temía tanto. Ya el 4 de noviembre de 1970 había sido repelido su ataque contra una manifestación que se intentó con motivo del triunfo electoral de Salvador Allende en Chile. Y esa vez no le fue nada bien a los Halcones. Los manifestantes lograron repelerlos y hacerlos huir, derrotados.

Si nos echan a los Halcones, podemos contra ellos. Y era lo más probable. Utilizar a la fuerza pública uniformada (policía o ejército) sería contradictorio con el discurso ‘aperturista’ y tercermundista’ que pregonaba el gobierno.

Se inició la manifestación y no bien salía del perímetro escolar formado por el Casco de Santo Tomás y la Nacional de Maestros, cuando entraron en acción los Halcones. Atacaron el frente del contingente y en dos partes del costado, partiendo en tres la manifestación. La primera arremetida fue con garrotes y varas de bambú, pero a las primeras respuestas estudiantiles para repeler el ataque, salieron a relucir las armas de fuego. Y las fuerzas policíacas que se habían mantenido expectantestambién entraron en acción, reforzando a los Halcones, lanzando gases lacrimógenos contra los manifestantes.

Evidentemente había la consigna de borrar las huellas del crimen. Y de no permitir que quedara ninguna clase de testimonio que después pudiera servir para mostrar a los ejecutores materiales del crimen. Por eso la saña con que se agredió a los reporteros gráficos, arrebatándoles, destruyéndoles las cámaras.

Igual que en Tlatelolco, nunca se supo con exactitud la cantidad de muertos, pues muchos cuerpos fueron arrebatados por los Halcones de manos de los médicos en el Hospital Rubén Leñero.

El cinismo gubernamental rebasó los límites. Primero quiso darse la imagen de que se trató de un enfrentamiento entre grupos estudiantiles antagónicos. Pero ante las evidencias del material gráfico que escapó a la destrucción: imágenes de paramilitares descendiendo de vehículos del gobierno del DF, evidente coordinación entre los cuerpos policíacos y los paramilitares, antes y durante la agresión a los manifestantes, pretendió el gobierno desconocer y negar la existencia de éste. Pero salió a la luz la información recabada hasta entonces: la paternidad de dicho grupo en el gobierno del DF, encargado de financiarlos; la dirección del mismo en militares, encargados de entrenarlos y armarlos. Entonces, las renuncias del regente de la ciudad y del jefe de la policía capitalina servirían para aparentar que se estaba haciendo'justicia'. Pero hasta ahí, los 'chivos expiatorios' pronto regresarían a la ubre presupuestal, como premio a su lealtad.

El jueves de corpus, la represión a la manifestación del 10 de junio de 1971 dejó claro a todos la falsedad de la mentada ‘apertura democrática’. Bueno, a casi todos, pues aún después de esto hubo ‘intelectuales’ y líderes’ oportunistas seducidos’ por el discurso echeverrista que sin rubor plantearon la falsa disyuntiva de ‘Echeverría o el fascismo'.

Pero entre los activistas honestos, de un lado se reforzó la idea de que los caminos civiles y pacífico de lucha estaban cerradas, por lo que la formación de núcleos político-militares aumentó, dando lugar al accionar guerrillero. Con la misma idea, pero con un método diferente, aumentó el número de activistas que se volcaron a los movimientos populares: obreros, campesinos, urbano-populares, pues veían que el camino para avanzar a un proceso revolucionario de largo aliento debía surgir del pueblo y no de pequeños grupos vanguardistas.

En los años siguientes México vivió una etapa de su historia a la que ha dado en llamársele la ‘guerra sucia’, aunque en realidad fue una guerra de exterminio contra las organizaciones que optaron por el camino de las armas como alternativa revolucionaria y que también cobró numerosas víctimas entre quienes buscaron levantar los movimientos urbanos y rurales de lucha anticapitalista, pues, al fin y al cabo, para los poderosos eran también ‘subversivos’, es decir, eran también parte de la izquierda radical.

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