Comunicado Electoral número 3
Róger Aguilar Salazar
Demos por hecho que la abstención será mayor que el total de votos por los candidatos a diputados federales. Ha sido así, regularmente, en todas las elecciones federales intermedias, bajo el autoritarismo del PRI o con el más reciente del PAN y con mayor razón ahora con el descrédito del sistema electoral que incluye a partidos, gobierno, IFE y TEPJF, aunado al descontento por la crisis económica y social y a la confusión y desesperanza de millones.
La abstención electoral, por grande que sea, no es cosa que les quite el sueño a los oligarcas ni a sus fieles sirvientes del poder público. En Estados Unidos, donde el electorado no elige directamente a los presidentes, han sido siempre mayoría los abstencionistas que los votantes. Y no ha pasado nada. Para eso se mantienen incólumes los aparatos de dominación y de control ideológico de los mass media.
En México, tampoco ha cambiado algo por el solo hecho de que la mayoría se quede en casa. Cuando el auge del PRI, en las casillas, los funcionarios electorales, personalmente escogidos por los candidatos priístas, a placer cruzaban boletas, libres de electores que fueran testigos incómodos, pues bien se sabe que a los delincuentes no quieren ser sorprendidos in fraganti para “vencer” la abstención tranquilamente.
Por lo demás, ¿Cómo distinguir de entre millones de abstencionistas a los apolíticos –sostén de los regímenes de derecha- de los que no lo son y se inhiben de votar por desacuerdo o repudio al sistema? Imposible intentarlo siquiera. En los puros hechos, la abstención iguala a los pasivos cómplices del sistema con los activísimos detractores de éste.
Por lo demás, abstenerse igualando a partidos y candidatos a los únicos que beneficia son al PRI y al PAN, hoy en guerra verbal, que no pasará de ahí mientras dure la gris campaña porque, una vez repartidas las curules y ya que la composición de fuerzas de la cámara de senadores seguirá igual, los politiqueros de la derecha dual traficarán acuerdos para seguir en la misma línea política neoliberal, privatizadora y antisocial que han venido aplicando desde hace casi 30 años, de ellos 21 en alianza, con el gran contento de la poderosa mafia a la que desde los cargos sirven.
Contrarios, tanto a los que, como López Obrador y el movimiento de masas que encabeza, llaman a votar de manera diferenciada por los partidos del FAP, como a los que opinan que basta simplemente con no votar, hay quienes proponen, como manifestación de rechazo activo, hacer de la elección intermedia de julio un ejercicio de referéndum respecto del actual sistema electoral o de las burocracias partidistas que monopolizan el privilegio de disputar los cargos, o sólo del cargo central, la Presidencia ocupada hoy por un pelele espurio.
En nuestra opinión, ya antes manifiesta, todos los que participamos en la difícil como estimulante tarea de organizar el movimiento popular más importante que hasta ahora ha sido en México debemos llamar a votar y enfrentar al PRIAN sin renunciar a la opción de convencer a los que no se sienten representados por el sistema electoral a expresar su rechazo en las urnas. Eso sería la mejor manera de diferenciarse de los apolíticos e indiferentes que resultan ser los mayores sostenedores del régimen mafioso que nos oprime.
Admito que votar por algunos (o muchos) de los candidatos de los partidos del FAP (Convergencia, PT y PRD) no es tan simple y que, para hacerlo, antes deben tales aspirantes asumir el compromiso puntual de ponerse al servicio del movimiento y de las luchas populares. Si alguna razón de peso hay para el voto diferenciado al que convoca AMLO es porque los 2 partidos más pequeños del Frente han sido leales a la causa popular que nació con el rechazo al fraude electoral y creció con la resistencia civil pacífica.
Pero también hay motivos de sobra para que muchos ciudadanos de izquierda y, aún más, muchos que han votado PAN o PRI decepcionados o francamente enojados que están hartos de tanto cinismo y de sus pavorosos efectos. Por eso el referendo: porque así se participa y se coincide en la urgencia de cambiar el estado de cosas actual. Y referendo sería tanto votar por la izquierda como repudiar al sistema de complicidades y de corrupción que alcanzó las más altas cota con la famosa alternancia de la derecha. ¡Quién lo hubiera dicho hasta hace unos años!
Mérida, Yucatán a 19 de mayo de 2009
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