Carta a Pepe Mujica de “URUGUAYOS RESIDENTES EN VENEZUELA”:
LOCOS SOMOS MILLONES
Pepe, si nuestro presidente Maduro estuviera loco como una cabra, como dijiste, di también que varios millones de patriotas de toda Nuestra América, estamos también locos como una cabra.
Locos de ira, de angustia, de indignación, y de determinación para enfrentar la brutal agresión de los poderes mundiales, que han resuelto que los pueblos que se rebelan ante su imperio, no tienen derecho a la soberanía, a la independencia, a la felicidad social, que es salud, alimentación, vivienda, educación, y todos los derechos humanos que los humanos derechos tenemos.
Pero si de locos se trata, tú eres uno de los locos que trataste de rescatar el Uruguay que se perdía en los años 60, y te enfrentaste al poder de aquel estado destructor de lo mejor que era el país, que tenía como aliado o como mandante, y por lo tanto, como tu enemigo, al mismo enemigo que hoy tiene Venezuela y la América progresista o revolucionaria.
El mismo enemigo cruel, despiadado, cuya codicia de poder y de riquezas, parafraseando a otro gran loco de la historia, ha plagado al mundo de miseria en nombre de la libertad.(“Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la américa de miseria en nombre de la libertad”, Simón Bolívar, 1829).
Son las locuras que décadas después de los sesenta, llevaron a que el pueblo uruguayo cometiera la locura de llevarte, ex guerrillero tupamaro, libre de terrible prisión, a la presidencia del país. Divina locura de este gran pueblo, sabia locura que desafió todas las campañas y las infamias de quienes representaban y representan a los mismos que desde adentro y desde afuera, hoy avasallan y pretenden reducir por el hambre a Venezuela.
Tú sabes quienes son, son los que mandaron al estadounidense Dan Mitrione, maestro de las técnicas de tortura, a enseñar y a torturar a aquellos locos patriotas uruguayos que se plantaron para defender derechos, soberanía y respeto. Son los mismos que masacraron a los habitantes originarios del norte, y nos enseñaron que los criminales eran los “buenos”, que despojaron a México de ricos y estratégicos territorios, que hicieron un largo rosario de invasiones a nuestros continentes americanos, que tumbaron gobiernos y asesinaron líderes populares, algunas veces usando lumpen y desclasadas patotas, que instalaron dictaduras sangrientas y brutales encargadas de masacrar conciencias, derechos, vidas. Que usaron todas las tácticas para torcer y voltear dirigentes, y confundir a los pueblos con el instrumento más poderoso que dominan: los medios de información. Hicimos “crujir la economía” del Chile de Allende, reconoció como una “gracia” Richard Nixon, el entonces presidente de EE.UU., omitiendo que también asesinaron a Allende y a gran parte del pueblo chileno.
Esa misma guerra económica la están aplicando al pueblo de Venezuela, para usarlo como carne de cañón contra el gobierno chavista del Presidente Maduro. Pero ya no ocultan ni esperan para declarar que son los que la promueven, como lo admitió con provocativa e imperial soberbia el actual presidente de EE.UU., Barack Obama, premio Nobel de la Paz, el 12 de febrero de 2015 al portal estadounidense VOX: “tenemos el ejército más fuerte del mundo y en ocasiones tenemos que torcer el brazo a los países si no quieren hacer lo que queremos a través de métodos económicos, diplomáticos y a veces militares”.
Semanas antes había decretado a Venezuela como un “peligro para EE.UU.” Literalmente es una ridiculez, pero simbólicamente sí lo es, porque es un país, igual que Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, y otros, que pretenden, locos como unas cabras, disponer de sus riquezas y soberanamente de su organización política, lo que los uruguayos y los pueblos independientes han llamado la autoderminación de los pueblos.
Venezuela está sometida a la campaña nacional e internacional más grande que se tenga conocimiento. Falsas ONG’s, agencias internacionales de prensa, cadenas de diarios, radios y TV., en Europa y América, coordinadamente y diariamente acusan al gobierno del presidente Maduro de las dificultades económicas, que provocan ellos mismos, EE.UU y su derecha criolla, como expresamente reconoció el presidente Obama. Es la guerra económica, ejecutada por las cúpulas y roscas del poder económico venezolano, que vuelcan sus condicionantes sobre el resto de le economía privada, que salvo el petróleo, significa cerca del 80% de la economía del país. La inflación es brutal. A este frente de guerra se combina la inducida baja del precio del petróleo cuyo ingreso en el presupuesto nacional se redujeron en más del 70%.
En este ataque a la economía del país, que ya tiene tres años, participa el gigantesco contrabando a Colombia, organizado y premeditado, el desabastecimiento diario, y la figura del bachaqueo (gigantescas colas de compradores de alimentos y productos, subsidiados o no por el Estado, que amedrantan y desplazan al consumidor normal, acaparan y vacían los estantes, y luego revenden a precios exorbitantes, defendidos como “pequeños empresarios” por Fedecámaras). Son formas para someter al pueblo a no disponer de alimentos, medicinas, higiene, repuestos. Simultáneamente partidos políticos de la derecha provocan violencia en las calles, que luego son publicitadas como represión del gobierno. Los errores y deficiencias del gobierno, pasibles de cometer ante esa guerra económica y dictadura mediática, son amplificados e inventados.
Ese bombardeo desinformativo y falso, constante, masivo, diario de los medios contra Venezuela tiene como objetivo preparar a la opinión pública mundial para cualquier atrocidad contra el gobierno y el pueblo bolivariano. Sobran los casos de “justificadas” invasiones “para defender a los pueblos”, crímenes masivos y selectivos, destrucción, muertes, dolor, miseria, barbarie. Ese es el objetivo de la guerra económica y la falsa información mediática. A gran parte del pueblo venezolano, y a los pueblos del mundo no se les informa verazmente, y se les oculta los gigantescos logros sociales y estructurales, de los gobiernos bolivarianos, de Chávez y de Maduro. Son muchos, muchísimos imposibles detallarlos en esta escrito, pero lo podemos sintetizar en que el reparto de la torta ahora es ahora más justo.
¿Qué te parece, Pepe, si cambiamos algo de tu declaración, de “loco como una cabra”, por “loco por nuestra gran patria”?
Uruguayos residentes en Venezuela.